ICONO DEL POP Y SOUL
Whitney Houston fue mucho más que una cantante: se convirtió en un referente de la música pop y soul de finales del siglo XX, con una voz capaz de llenar estadios y estremecer a millones de personas en todo el mundo. Nacida en Newark, Nueva Jersey, en 1963, estuvo rodeada de música desde pequeña; su madre, Cissy Houston, era cantante de góspel, y su prima, Dionne Warwick, ya era una estrella. Ese entorno marcó su destino.
TRAYECTORIA Y ÉXITOS
Su irrupción en la industria fue fulgurante. Con su álbum debut, Whitney Houston (1985), alcanzó la cima de las listas con temas que se volvieron clásicos inmediatos, como Saving All My Love for You y Greatest Love of All. Pero fue con I Wanna Dance with Somebody cuando se consolidó como una artista global. La potencia de su voz, capaz de recorrer varias octavas con naturalidad, la distinguió como una intérprete única.
El cine también la llevó a otro nivel. En 1992 protagonizó The Bodyguard junto a Kevin Costner, película que catapultó la balada I Will Always Love You al rango de himno universal. Esa interpretación se convirtió en la más vendida por una mujer en la historia de la música, dejando huella en la cultura popular.
VIDA PERSONAL Y LEGADO
Sin embargo, la vida de Houston también estuvo marcada por la tragedia. Su relación con las adicciones y los problemas personales afectaron su carrera y su salud. Falleció en 2012, a los 48 años, dejando un vacío en la música que aún se resiente.
Hoy, más de una década después de su partida, Whitney Houston sigue siendo recordada como “la Voz”. Sus canciones continúan sonando en conciertos, películas y plataformas digitales, demostrando que su legado es intocable. Fue una artista que mostró tanto la gloria como las sombras de la fama, pero sobre todo, una intérprete irrepetible que trascendió generaciones.