Si Off the Wall fue un éxito, Thriller (1982) fue una fuerza telúrica que reescribió la historia de la industria musical. Con 66 millones de copias vendidas, sigue siendo el álbum más vendido de todos los tiempos. Michael Jackson no sólo dominó el audio, sino que conquistó el video. Clips como «Billie Jean,» «Beat It» y, por supuesto, «Thriller», revolucionaron MTV, transformando los videos musicales en cortometrajes cinematográficos con presupuestos y narrativas inéditas. Jackson había trascendido la música para convertirse en un ícono cultural global, donde cada movimiento de baile (desde el Moonwalk hasta el toque de su sombrero) era replicado hasta el delirio.
El reto de superar lo insuperable llegó con Bad (1987), su colaboración final con Quincy Jones. La presión era inhumana, pero Michael respondió con otro monstruo de ventas que generó un récord al colocar cinco sencillos diferentes en el número uno del Hot 100, incluyendo la canción homónima y el himno de superación «Man in the Mirror». En esta década, Michael Jackson era, sin debate, el ser humano más famoso del planeta. Su genio creativo era irrefutable; su vida personal, en cambio, estaba a punto de desmoronarse bajo el peso de su propia fama y excentricidad.
La ambición artística de Michael durante esta década era ilimitada. Se obsesionó con la idea de la «perfección», recluyendo a Quincy Jones y a sí mismo para asegurar que cada pista y cada video fueran una obra de arte. Esta etapa no solo le valió ocho premios Grammy por Thriller, sino que también lo convirtió en el artista que rompió la barrera racial en los medios, abriendo la puerta a futuras generaciones de músicos afroamericanos en la televisión global.
Sin embargo, a medida que la fama aumentaba, la excentricidad del artista se disparaba. Se alejó del escrutinio público, comenzó a someterse a numerosas cirugías estéticas y su piel, afectada por el vitiligo, se aclaraba. Las polémicas sobre su vida privada y su dependencia de las figuras infantiles comenzaron a eclipsar su talento. El Rey del Pop se había construido un castillo, pero estaba desesperado por protegerlo del mundo.
Estaba en la cima, pero su vida de adulto fue una huida desesperada de la realidad. El excéntrico mundo que creó para escapar de su pasado se convertiría en su mayor trampa.
MAÑANA: La fantasía se convierte en pesadilla. No te pierdas la Parte 4: El Lado Oscuro de Neverland, donde analizamos los juicios y las acusaciones que persiguieron al Rey del Pop.








