Metallica, la banda de metal más grande del mundo, construyó su legado sobre la fuerza imparable de sus riffs, obra del genio rítmico de James Hetfield. Esta base se complementa con la visión estructural de Lars Ulrich en la batería y la expresividad melódica de Kirk Hammett en los solos. Estos son los tres riffs que definen la grandeza y la influencia de la banda:
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«Master of Puppets» (del álbum Master of Puppets, 1986)
Considerado por muchos como el riff definitivo del thrash metal. Es una obra maestra de complejidad y agresividad rítmica.
Su riff principal es implacable y técnico, ejecutado con la precisión del downpicking a alta velocidad. Es el ejemplo perfecto de la madurez musical de la banda y una lección de control rítmico. -
«Enter Sandman» (del álbum Metallica (The Black Album), 1991)
El riff que llevó a Metallica a dominar el mundo y al estadio. Es la melodía de guitarra más reconocida del metal moderno.
Es simple, potente y ganchero. Aunque más lento que su material anterior, posee un groove pesado e hipnótico que se convirtió en la puerta de entrada para millones de nuevos fans y en un himno indiscutible de los estadios. -
«One» (del álbum …And Justice for All, 1988)
Esta canción se destaca por múltiples secciones de riffs, pero su pasaje final (el Machine Gun Riff) es uno de los más brutales y emocionantes del metal.
El riff de «ametralladora» que cierra la canción es un estallido de velocidad y disonancia. Captura la desesperación y la furia de la canción y es un hito técnico, un punto culminante de la complejidad de la era Justice.










