Por. Mario Alberto Hernández Metacoach
Columna: Economía y Negocios
Ha comenzado el mes de mayo y los reportes de actividad económica del primer trimestre de 2023, nos pintan ya una primera mitad del año bastante dramática.
A mediados de abril nos enteramos por conducto del INEGI, que el arranque del año no fue tan malo, de hecho, podríamos decir que, dada la recuperación post pandemia y la tendencia del último semestre de 2022, le fue bastante bien a México.
Si viéramos en estos reportes una especie de semáforo de la actividad económica donde rojo es stop, es decir, que la actividad se colapsa y el verde, significa crecimiento y estabilidad ¿Qué nos diría el semáforo en este momento?
En verde
Al cierre de 2022, el indicador estaba apenas en 0.5%, pero para el cierre de marzo logró un desempeño fuera de pronóstico de 1.1%; cierto, aún está muy por debajo de las estimaciones oficiales, pero no deja de llamar la atención, sobre todo si observamos la tendencia del último semestre de 2022 (3T 0.91%, 4T 0.46%).
Con este incremento, la economía mexicana liga seis trimestres creciendo, otra vez el crecimiento es marginal, aún pequeño; sin embargo, hay economías que aún no pueden hablar de recuperación ni siquiera a esos niveles.
Este incremento estuvo a cargo del sector servicios, que creció 1.5% siendo el rubro de mejor desempeño, seguido de la actividad secundaria que creció 0.7% y contrasta con la contracción de las actividades primarias de 3.2% (y al que le van a quitar los servicios financieros que le brindaban ingresos a través de la Financiera Rural)
En rojo
Al mismo tiempo la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publicó el desempeño con base en el gasto y la recaudación de impuestos para el mismo periodo y la sorpresa fue que los ingresos cayeron en un 5.5%.
El Gobierno obtiene ingresos básicamente por venta de petróleo y recaudación de impuestos; por un lado, comparado con el mismo periodo de 2022, los ingresos petroleros disminuyeron sustantivamente 18.3%.
Por otro lado, la recaudación de impuestos también disminuyó en 4.2%, la recaudación tanto del IVA como del ISR, cayeron 6.4% y 4.3% respectivamente lo que ha llevado a este indicador por debajo de lo proyectado por el gobierno, el año pasado en su intención de gasto proyectado para éste año.
¿Entonces?
Bueno, en primer lugar esto es un resultado poco halagüeño, porque describe una situación peligrosa: si los ingresos por recaudación de IVA bajan pero el PIB está creciendo, significa que la economía es cada vez menos formal, que hay cada vez menos gente o empresas, que están facturando, pero eso no significa que no estén cobrando, se nota en el PIB. Eso es peligroso sobre todo para el consumidor.
Por otro lado, cuando un Gobierno con cada vez menos ingresos y enormes gastos, que además no tiene intención ni de aumentar la base tributaria ni los impuestos, se ve obligado a una de dos cosas (o ambas): una que ya estamos viendo, recortar presupuesto para secretarías y dependencias (o desaparecerlas, como es el caso) o endeudarse, que eso también está pasando pero de manera menos estridente.
Obviamente la 4T no va a dejar de inyectarle recursos a los sectores que le garanticen el voto y su permanencia, por lo que podemos esperar que la economía siga yéndose a la informalidad por una razón: es más rentable.
Para cuando escribo estas notas, la Reserva Federal ha aumentado la tasa de interés de los bonos del tesoro en 25 puntos y estamos a la espera de la reacción de Banxico, creo que podemos esperar un aumento de medio punto porcentual.
Mi pronóstico era que tuviéramos tasas altas hasta junio o julio, luego veremos un descenso.
Escríbame, me interesa conocer su punto de vista.