Bitácora 693.-
Escribe:-Fernando Roque
Como parte de las prácticas de mi carrera: Psicología, en aquellos lejanos tiempos, me tocó visitar el manicomio X, situado en el Estado de México. Se contrató un camión, que llegó de la ciudad de Querétaro con varios de mis compañeros, pasando por otros dos estudiantes y su servidor en la avenida Juárez de esta ciudad: entonces nos enfilamos a nuestro destino, chacoteando en el trayecto. Pasamos primero a visitar la zona arqueológica de Teotihuacán, subiendo a la pirámide del Sol a tomarnos una fotografía, dónde aparecemos un grupo de doce alumnas y alumnos, posteriormente llegamos a un edificio austero, se completó el trámite de ingreso, guiándonos dos enfermeros o médicos, que nos condujeron a diferentes pabellones, lo que más recuerdo es que los pacientes se acercaban a pedirnos cigarros y monedas, pero nos habían prohibido facilitárselos: unos gritaban, otros nos ignoraban, otros más nos hacían plática, otros permanecían inmóviles, como estatuas de marfil, algunos lloraban. En verdad nos desgarraba el alma, incluso una anciana mostraba los senos sonriendo con sus pocos dientes y otros olían a excremento y orina. Los guías nos explicaban cómo eran abandonados por sus familias o que pocas veces los visitaban, algunos lograban mejorar y se les daba de alta para reintegrarlos a la sociedad, pero muchos ya no tenían quién los recibiera afuera, por lo que seguían ingresados a pesar de su mejoría. El recorrido duró cerca de dos horas observando las instalaciones: camas, baños, patio y un área privada que no nos permitieron visitar por peligrosa ( esquizofrénicos violentos ). Cuando terminó el recorrido nos despedimos y nos dirigimos al camión, salimos con un nudo en el estómago y deprimidos por haber estado en un mundo absurdo y desconocido para la mayoría, quizá con el temor de pensar: ¿ y si no nos hubieran dejado salir ? como en la película de Hermosillo “María de mi corazón” escrita por Gabriel García Márquez, dónde la protagonista interpretada por María Rojo acude al manicomio a hablar por teléfono y la confunden con una demente y no la dejan salir por no poder demostrar su cordura.