En el inicio de la segunda reunión también participara el secretario de Gobernación y la nueva secretaria estadunidense de Seguridad Nacional de EU
Una delegación del Gobierno de México y otra de Estados Unidos comenzaron hoy en Washington su segunda ronda de negociaciones en el diálogo establecido entre los dos países para mejorar la lucha contra el narcotráfico.
Los protagonistas de este encuentro son el canciller mexicano, Luis Videgaray, su homólogo estadounidense, Rex Tillerson, así como el secretario mexicano de Gobernación y la nueva secretaria estadunidense de Seguridad Nacional, Kirstjen M. Nielsen.
En la reunión, que comenzó a las 09:00 hora local (14:00 GMT), también participan el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, y el procurador general de México, Alberto Elías Beltrán, según indicó en un comunicado el Departamento de Estado.
El primer encuentro entre los Gobiernos de EU y México para hablar sobre narcotráfico se produjo el 18 de mayo en Washington.
Entonces, los dos países anunciaron una nueva era de colaboración en la lucha contra el narcotráfico, alejada de las acusaciones y enfocada en la unión para atacar todos los frentes de los carteles, desde su financiación hasta sus redes de distribución.
Videgaray ve posible lograr un buen TLC
En ese encuentro, EU se comprometió a implementar un plan para reducir la enorme demanda interna de narcóticos y, además, reconoció que los mexicanos sufren más que los estadunidenses el “peso de la violencia”, pues el narcotráfico se ha cobrado desde 2006 unas 1000,000 vidas en México.
Por otro lado, en los últimos años ha crecido el número de muertes en EU por drogas y, solo en 2015, unos 50,000 estadunidenses murieron por sobredosis, la cifra más alta registrada hasta ahora.
De hecho, en los últimos seis años las muertes por sobredosis se han convertido en la causa más común de muerte violenta en Estados Unidos, por encima de los accidentes de tráfico o las armas.
Especialmente ha crecido el consumo de heroína y analgésicos opiáceos, responsables de la muerte de 64,000 personas en 2016, lo que supone el fallecimiento de 175 estadounidenses al día y unas siete víctimas mortales cada hora, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).