Ante la mirada del Huitepec de la mano del Zontehuitz, quienes acunan a Na Bolom, donde reposa, agazapado, escondido, de la civilización, el Jaguar; sin embargo, hoy las veredas del Jovel, aquel viejo valle de esperanzas, escalado a Villa Real, por el osado emisario real, Diego de Mazariegos, tratando de acercar los kilómetros de recuerdo de su cuna. Nombre trastocado por Juan Enríquez Guzmán al decirle Villa Viciosa, efímero nombramiento, al transformase en el polifónico sonido de San Cristóbal de los Llanos, durmiendo por momentos con el linaje de Ciudad Real. Recuperando la esencia inicial, se enriquece el apelativo adoptando apellido Sevillano, Las Casas, quien soñó liberar y trató de buscar la dignidad, perdida del indígena, que aun llora.
Ahora el verde de la Juncia perfuma las callejuelas que abrazan tus monumentos pintados en sepia por Amir, quien por ello, se suma al retablo de los ilustres, quienes a San Cristóbal han escrito en mayúsculas, la pintura de Anselmo Rodas y de José Inés Tovilla, la ciencia del Dr. José Felipe Flores, la diplomacia de Manuel Larrainzar Piñero, y Mariano Robles Domínguez, la nobleza de los mentores Humberto Morales Santiago, Prudencio Moscoso Pastrana y Ángel Robles Ramírez, (adoptado con amor), la pluma valiente de Roberto Coello Lesciur, reposando todos con los arrullos de Abel, Alberto y Armando Domínguez Borras., quienes son, sólo algunos excelsos de Jovel.
Amir, aparece volcado en imágenes quizá para cantar o para contar que el misterio del mundo es lo visible, o para robustecer el proceso imaginario de la conciencia a través de un viaje a San Cristóbal para así, compensar un poco la brevedad del ser, en un planeta de apariencias repetido, donde la realidad se desvanece entre los velos de la imaginación.
Lancemos pues la mirada al horizonte retratado por Amir, quien así nos aproxima a la intimidad de un pueblo en cuyo derredor danza la historia, dibujada en testimonios donde rejuvenece su esencia original y cobra allí, la admiración.
Gracias Amir, enhorabuena.
Edilzar Castillo Q.E.P.D.
TACHINULA
Allá está
serpenteando
en lingotes de barro,
sueños acuáticos, en su orilla,
mientras sus barrancos blandos,
rojos, crujen, en Toquian.
La serpiente de agua
con su carne morena
de mi pueblo,
se regala,
desde las laderas
donde se resbala
llevando en su seno
costras de montaña.
Mientras cerros y peñascos
agazapados en la bruma
se arrullan
de ti.
Así quisiera verte siempre
con tus pechos maduros
de doncellas silvestres,
mas, no quiero sentir
tus giros verticales
avanzar cual negra pesadilla
cuando los demonios del viento
se despiertan.
Las jorobas
del pueblo,
de asfalto cobijadas
se acurrucan en silencio
y lloran.
Oh tierra mía
en que parte de todo
te quisiera más.
Edilzar Castillo Q.E.P.D.