Bitácora diario.-
Unos cuantos rayos del sol se asomaban desde el oriente
queretano, era común ver a muchos estudiantes ir rumbos a la escuela a esta hora, pero hoy no,
pues la contingencia los ha enviado a su casa. Sin embargo, a los padres de esos estudiantes sí se
les ve por la calle, con la mirada fija en su destino: el trabajo.
Al caminar rumbo a la avenida Pie de la Cuesta, iban junto a mí, pero solamente porque llevamos
el mismo rumbo, otras seis personas, gente adulta, con cubrebocas, suéter, y aunque no
compartíamos todos el mismo destino, compartimos parte del camino. Una mujer, de unos 30
años, llevaba puesto ese uniforme amarillo tan distintivo del personal de trabajadores del
Municipio de Querétaro, se desvió casi inmediato del camino, pasábamos a un lado de la
Delegación Epigmenio González, seguro llegaba a su destino, los demás, llegando al cruce de Tlaloc
y Pie de la Cuesta, parábamos marcha.
En aquella “parada de rutas”, aguardaban más personas la llegada del bus que los llevará a su
destino, la gran mayoría tomaban los transportes de las distintas empresas de la zona, otra buena
parte, las líneas “7”, “68” y “76”, esta última, la que he tomado yo. Me dirigía al municipio de
Corregidora, debía entregar unos documentos a mi madre.
Una vez en el camino, me senté cerca de un hombre de unos 50 años, se veía cansado, pero muy
atento, pues notó mi presencia, me preguntó por mi destino, conversamos un poco, aseguró ser
de Huimilpan y de vivir en la zona de San José el Alto desde hace muchos años, al preguntar la
razón por la cual no se resguardaba en casa, me contestó de forma dolorosa: “¿cómo me voy a
quedar en mi casa? Solo podría si no quisiera comer, claro que no me puedo quedar a dormir, o a
cuidarme del virus, además no soy yo solo, también son mis hijas y mi mujer”.
Jacinto Sánchez, así se presentó luego de haber charlado conmigo en el bus, dejó la unidad por la
altura del IMSS en “5 de Febrero”, al verlo bajar, me hizo darme cuenta de la terrible situación en
la que la mayoría de los queretanos se encuentran en este momento, mis propios padres deben
salir a trabajar como don Jacinto para poder seguir viviendo, me he dado cuenta, gracias a este
hombre, que la ausencia de los estudiantes en las calles, es posible en tiempos de crisis como
ahora, pero la presencia de cientos de trabajadores, es cosa inevitable, aunque haya pandemia o
no.
Por: Oficina de Comunicación Social del Movimiento Antorchista Queretano.