Joaquín Antonio Quiroz Carranza
Soberanía significa independencia total y absoluta. No existe soberanía individual o de todo un pueblo si éste no es independiente, y no lo es si depende para alimentarse de productos importados, si sus recursos naturales están privatizados, si toma decisiones con base en las campañas de terror mediático, como la del Covid-19, no se es un pueblo soberano cuando sus pensamientos dependen de lo que dicen las grandes televisoras y radiodifusoras, o los monopolios médico-farmacéuticos. Un pueblo no es soberano e independiente porque lo diga el Gran Tlatoani, esas son simples declaraciones de valor mediático.
México, aunque se diga lo contrario y se cante el himno nacional todos los días, no es un país soberano. Depende de Estados Unidos en más del 80%. Importa la mayoría de sus alimentos, no es independiente en salud pública, importa más del 90% de los medicamentos y vaya, medicamentos que hacen más daño a la salud humana que la propia enfermedad. El mexicano ha cedido la soberanía del agua al aceptar tácitamente y de forma cotidiana que ésta sea propiedad de las refresqueras, de la industria cervecera, de la industria de la panificación y de los cereales. El mexicano es contradictorio, en una mano la Coca cola y en la otra un cartel que dice “no entreguemos la soberanía”, como decía Carlos Monsiváis el buen “Monsi” ¡por mi madre, bohemios!
El mexicano depende de la televisión, de la radio, de la prensa y las redes chayoteras para informarse y construir su opinión, depende del futbol y los antros, depende del alcohol y los refrescos embotellados, es farmacodependiente, el mexicano más atrevido es el que es adicto al trabajo. El mexicano, o la mayoría, depende de la vacuna covid19 para sentirse seguro, depende del cubrebocas, el gel, le da terror abrazar y besar al prójimo, ni en las iglesias se dan la mano en son de paz. En un santiamén, la mayoría, por terror, dejó el amor por la “sana distancia”, resultado de un pensamiento acrítico y dependiente.
Unos cuantos, los más atrevidos, sin dejar su farmacodependencia, sin abandonar su consumo de refrescos, de cervezas y de otros productos basura, sin dejar de fumar, sin pensar críticamente sobre la “pandemia” convocan a rechazar la privatización del agua, sepan ellos que 125 mil millones de litros de agua al año, agua de manantiales, de mantos acuíferos son apropiados por las refresqueras, agua suficiente para dotar del líquido a 3.5 millones de mexicanos. Mucha más agua es utilizada y contaminada por la industria papelera como Kimberly Clark.
La verdadera soberanía, no es la de las declaraciones en los grandes foros nacionales o internacionales, la verdadera Independencia es cuando decidimos no consumir refrescos, cervezas, vinos o licores, decidimos no fumar, no consumir productos basura, fármacos que enferman. Cuando somos independientes en nuestros alimentos y formamos nuestro criterio sin la influencia de los medios de desinformación, cuando ponemos nuestra inteligencia al servicio de la salud humana y de los ecosistemas.