Nunca la educación ha sido prioridad para los gobiernos en México, y ahora que no se cuenta con resultados de la Prueba PISA, la Secretaría de Educación Pública (SEP) de la 4T y Delfina Gómez han adoptado una postura evasiva respecto a la evaluación, con el argumento de que las pruebas “individualizan” el éxito y que los niveles de los logros sirven para fijar a las personas en el “orden social”, según el documento “Trabajo del Marco Curricular y Plan de Estudios 2022”.
“Queremos una educación humanista, fraterna, no individualista, y no egoísta”, ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre los contenidos escolares, pero sin concretar nada. Por su parte, Marx Arriaga, responsable de la revisión de los libros de texto, ha señalado que “los problemas sociales” del país han sido causados por el modelo educativo “neoliberal meritocrático conductista, punitivo, patriarcal, racista, competencial, eurocéntrico, colonial, inhumano y clasista”. Sí, todo eso ha señalado Max Arriaga.
Sin embargo, se ha puesto poca atención en la publicación de los resultados del Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE-UNESCO) en que México ha participado cuatro veces (1997, 2006, 2013 y 2019), que evalúa las áreas de lectura, escritura, matemáticas y ciencias, para tercero y sexto grados de primaria, en los que en las dos últimas evaluaciones, nuestro país retrocedió en matemáticas para tercero y sexto año, y en ciencias y lectura para sexto grado, y apenas pudimos mantener el mismo puntaje en lectura en tercer grado.
Por muchas causas que por espacio no podemos abordar aquí, la educación en México siempre ha estado muy mal, y ahora, después de dos años sin clases presenciales por la pandemia provocada el Covid-19, que desnudó el gran rezago tecnológico en la educación, dejando a medio millón de estudiantes sin escuela, según resultados de un estudio realizado por México Evalúa y el Tecnológico de Monterrey.
Dicho estudio arroja que los estudiantes más afectados por la deserción escolar fueron los de preescolar con una caída del 13% en su matrícula, y media superior con 7%, y las entidades con más abandono escolar fueron Colima con 15.7% y Jalisco con 14.5%, además de que las escuelas privadas perdieron más de 250,000 estudiantes.
Estas cifras revelan que México perdió dos años en cuestión de aprendizaje, recomendó entre otras cosas, priorizar la atención a los alumnos con mayor rezago y vulnerabilidad; impulsar un currículo flexible y centrado en los aprendizajes imprescindibles; formación continua docente y directiva, además de aplicar estrategias remediales de aprendizajes disciplinares básicos y técnicos.
Llama por eso la atención que al concluir el ciclo escolar 2021-2022 e iniciar el período vacacional, como un elemento más del desgano, ocurrencias e improvisación del gobierno, la SEP anunció que el calendario escolar que iniciará el 29 de agosto y concluirá el 26 de julio de 2023, para escuelas públicas y privadas contempla cambios en su duración y un mayor número de días feriados.
El calendario de la SEP establece 13 sesiones de Consejo Técnico Escolar (CTE), dos periodos de vacaciones: del 19 al 30 de diciembre de 2022 y del 3 al 14 de abril de 2023, y ha determinado hacer ajustes al calendario escolar de 190 días para el próximo ciclo lectivo.
Supuestamente para preservar las tradiciones mexicanas y evitar irregularidades en la asistencia a clases por el alumnado, los pedagogos de la SEP acordaron establecer como días inhábiles el 1 de noviembre, el 12 de diciembre de 2022 y el 10 de mayo, 16 de septiembre, 2 de noviembre y el 21 de noviembre etcétera, y las vacaciones de invierno del siguiente ciclo escolar serán del 19 al 30 de diciembre, pero se prolongarán hasta el 9 de enero del 2024.
El periodo vacacional de Semana Santa será del 3 al 14 de abril, por lo que las alumnas y alumnos de preescolar, primaria y secundaria en lugar de intensificar su educación, tendrán más vacaciones y días feriados.
@jgurrolag1