Por. Joaquín Antonio Quiroz Carranza
El Ahuehuete
Lejos quedó el vergonzoso papel de aquellos presidentes y políticos mexicanos del Prianrd, impuestos mediante fraudes, que, siendo lacayos del imperio, apoyaron con su omisión y falta de hombría el bloqueo imperialista contra Cuba. El concierto de Silvio Rodríguez, en el Zócalo de la Ciudad de México muestra que el vínculo entre Cuba y México sigue vivo como ha sido siempre a lo largo de la historia y sobre todo desde el asalto al Cuartel Moncada por los integrantes del Movimiento 26 de Julio, encabezados por Fidel Castro. Silvio, hoy y aquí, con su canto rompe el bloqueo cultural, económico y político. Allá el imperio en su cumbre llora su aislamiento, su soledad.
Silvio Rodríguez, mediante sus canciones, reflexiona sobre el comportamiento humano, el amor, la equidad de género y convoca a dejar las taras y prejuicios ancestrales y transformarnos en hombres y mujeres libres, se sumerge en la historia y recupera el pensamiento martiano para seguir construyendo Nuestra América, esa América rebelde e irredenta.
Más de 100 mil asistentes cantaron a coro los ya himnos universales de Silvio Rodríguez: “Ojalá”, “Eva”, “Canción del Elegido” y “El Necio” entre muchas otras canciones, ésta última dedicada por segunda ocasión al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien Fidel Castro reconoció desde años atrás como un gran líder universal.
Obviamente la derecha nacional e internacional gime, minimiza o guarda silencio, pero arde de odio, su profunda ignorancia, vileza y rencor la obnubila, su clasismo, racismo y fascismo la enceguece. La derecha enloquecida no logra comprender que exista gente feliz, y que ellos, los derechozos, son tan pobres que solamente dinero poseen.
Con más de 50 años compartiendo su arte revolucionario, Silvio es un símbolo universal, un referente de libertad, un hombre que cuestiona, que se cuestiona a sí mismo y de esa forma desafía toda injusticia, toda inmoralidad, toda mezquindad.
Se podría pensar que Silvio, con esa larga carrera de artista y militante comunista ha construido con vastedad su aporte a la humanidad, pero él mismo en su canción titulada “Testamento” alude a sus deudas “Le debo una canción a lo imposible a la mujer, a la estrella, al sueño que nos lanza, le debo una canción indescriptible como una vela inflamada en viento de esperanza”, canción que describe que la perfección humana no existe, que a pesar de todo, siempre habrá por hacer un poco más.
Silvio es simplemente un artista, un militante, un hombre imprescindible.