Por Mario Alberto Hernández
Estimado lector, independientemente de si votó o no, si es simpatizante del Gobierno local o federal, pienso que vale la pena hacer un análisis rápido de lo acaecido el pasado domingo 1 de junio, le dejo mi muy personal evaluación.
Antecedentes
Llegamos a esta elección, por un capricho no por una propuesta técnica. En el mundo en ningún país se eligen a los juzgadores, pero no por falta de creatividad, sino porque es inoperante y va contra la naturaleza de los cargos y actividades de éstos.
La Reforma al poder judicial, es incompleta, sesgada y con dedicatoria a los jueces, pero faltan muchas de las partes que forman el aparato judicial y con los que sí tenemos injerencia los ciudadanos en nuestra cotidianeidad.
La elección
Fue demasiado rápida, mal organizada y presupuestada.
Los partidos de oposición no propusieron candidatos, pero tampoco la academia ni la sociedad civil, todo se le dejó al oficialismo.
Hubo triquiñuelas como “acordeones”, los votantes no pasaron solos a las mamparas y a la mayoría les parecieron procesos complicados.
Hubo muy baja participación. Si, en el mejor de los casos, asistió el 13.32% que dice el INE, más del 85% del padrón electoral rechazó dicha propuesta, lo cual el Gobierno Federal debe considerar como fracaso y replantear la elección de jueces.
Esta propuesta, dejó abierta la puerta para la postulación de Jueces con dudosa reputación y nexos con personajes indeseables.
Si así va a ser
De cara a la segunda parte de este ejercicio en 2027, los ciudadanos debemos empezar a pensar que, si así va a ser la elección de jueces de ahora en adelante, entonces necesitamos tener mayor participación y mejor información, así como reglas más estrictas para que haya menos posibilidades de fraude y de personajes indeseables en la impartición de justicia.
Tradicionalmente después de cada elección hay una revisión del proceso y las reglas, que se traduce en una reforma electoral, si así sucede, pero no es favorable a un proceso electoral claro, transparente, bien organizado y con candados para elegir juzgadores técnicos y no simplemente populares; entonces ni el INE ni las intenciones del Gobierno operaran en favor de la democracia ni del tan llevado y traído “pueblo”.
Recordemos que llegamos a esto por un capricho y porque el poder judicial le estorbaba al presidente en turno, cuyas intenciones nunca han sido las correctas; entonces si así va a ser el proceso, exijamos que sea a favor de mejores juzgadores, mejores y más ágiles procesos y garantías para los ciudadanos, del daño, el menor o ¿usted qué opina?
Nos leemos la próxima semana.