Nota por: Alma Moronatti
Los sarcófagos de Karajía son tumbas prehispánicas que pertenecen a la cultura Chachapoyas. Según el arqueólogo Federico Kauffmann Doig, en su libro Los Chachapoya: Constructores de Kuélap y Pajatén, menciona que los pobladores de la zona los consideran “hombres viejos” o “Purunmachos”, debido a su forma antropomorfa.
En su interior conservan momias que fueron momificadas y colocadas en posición fetal, envueltas en tejidos de lana y algodón. La antigüedad de los sarcófagos de Karajía se remonta a los años 1470, pertenecientes a la época preincaica, gracias a un muestreo realizado a un trozo de madera de un sarcófago destruido.
La cabeza de los sarcófagos es plana y ancha, mientras que el resto del cuerpo está decorado con líneas trazadas en color rojo, que hacen alusión a rasgos masculinos. Están elaborados con arcilla, ichu y paja, unidos por argamasa de barro, y miden hasta 2.50 m de altura. Se encuentran protegidos por una gruta a 300 m de altura, con la quebrada Aispachaca de fondo, lo que hace que acceder al lugar sea complicado.
En el año 2010, el Banco Central de Reserva del Perú puso en circulación una moneda de un Nuevo Sol alusiva a los “Sarcófagos de Karajía”. Esta es la segunda moneda de la serie numismática denominada “Riqueza y Orgullo del Perú”.