(Dedicado a San Juan del rio, Qro)
Los ángeles a quien me arrimo
con una botella de tequila en la mano
no hacen contacto,
pregunto, ¿Dónde está el río?
la respuesta se puebla de silencio,
a cada trago de tequila
se anula el peso de mi reclamo.
Esta noche
voy a consolar a las ranas
del río seco de San Juan,
mientras el pueblo deambula
hirviendo en silencio,
soñando, reproduciendo
sòlo estilos de fracasos.
Por allá, un poco de jardín
es acariciado, cada año,
mientras el cielo
ocupado en abrasar la tarde.
Ahora las ranas
solo comen piedras
escupen polvo en la mañana.
Se escapó el agua
con ella, también las yerbas.
Sigamos con los sueños raros
e imbéciles,
en breve.
moriremos todos.
Te iba a invitar al río,
pero ya no hay río.
Edilzar Castillo.-
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