Por. Diego Mercado
Las últimas semanas hemos visto un mecanismo nuevo de participación ciudadana gestarse desde las calles. Los espectaculares, a favor del presidente instalados en Estados gobernados por Morena y pagados de forma poco clara y transparente, nos hace pensar muchas cosas.
Primero, nos pone ante un escenario inédito en la vida pública del país, y nos hace partícipes de la historia, en esta oportunidad casi maratónica de revocar o dejar al presidente Andrés Manuel en sus funciones. La revocación del presidente de la República instala una nueva ala de responsabilidad cívica y democrática para los que nos consideramos demócratas, para los auténticos demócratas. Y un reto enorme para nuestras instituciones, de manera muy especial para el INE que ha dejado ver la odisea que es organizar esta revocación.
¿Pero qué es la revocación de mandato?
¿Cómo participar? ¿Quiénes la promueven? Y lo más importante, que nos toca a nosotros ante este “nuevo” método de consulta ciudadana.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) define a la revocación de mandato como una figura democrática con la que las y los ciudadanos eligen si un funcionario electo para cierto periodo continúa o no su mandato. “Es decir, se pretende darle poder al ciudadano para que califique a su representante y decida si lo mantiene en su cargo”, explica.
Con la premisa “el pueblo pone y el pueblo quita”, la revocación de mandato ha sido una de las principales promesas del presidente López Obrador, quien al asumir la Presidencia de la República anunció que a mitad de su sexenio, que termina en 2024, se sometería a esta consulta pública para que los ciudadanos evalúen a su administración.
En 2019, el Congreso mexicano aprobó una reforma constitucional mediante la cual se creó la figura de “revocación de mandato” del presidente de la República.
A partir de entonces, la Constitución Política establece que la revocación de mandato presidencial se llevará conforme a lo siguiente:
Será convocada por el Instituto Nacional Electoral (INE) a petición de la ciudadanía, en número equivalente al 3% de los inscritos en la lista nominal de electores, correspondientes a por lo menos 17 entidades federativas. Dentro de los siguientes
30 días, luego de recibir la solicitud, el órgano electoral verificará el requisito establecido y emitirá la convocatoria al proceso para la revocación de mandato.
Se podrá solicitar en una sola ocasión y durante los 3 meses posteriores a la conclusión del tercer periodo constitucional. Los ciudadanos podrán recabar firmas para la solicitud de revocación durante el mes previo a la fecha señalada, los formatos y medios para la recopilación de firmas, así como los lineamientos para las actividades relacionadas, fato curioso porque en esta ocasión las personas que solicitaron las firma fueron los seguidores del presidente, es decir los que quieren que el presidente se quede, son los primeros en buscar que la revocación de mandato se lleve a cabo.
La consulta se realizará mediante votación libre, directa y secreta el domingo siguiente a los 90 días posteriores a la convocatoria y en fecha no coincidente con las jornadas electorales, federal o locales.
Para que el proceso de revocación de mandato sea válido deberá haber participación de, por lo menos, el 40% de las personas inscritas en la lista nominal de electores. La revocación solo procederá por mayoría absoluta.
El INE tendrá a su cargo, en forma directa, la organización, desarrollo y cómputo de la votación. Emitirá los resultados de los procesos de revocación de mandato del titular del Ejecutivo federal, los cuales podrán ser impugnados ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Ahora que conocemos más sobre el origen y el respaldo constitucional es nuestra responsabilidad participar. Más y mejor democracia sólo se configura con más y mejor participación.
Un México demócrata no es aquel que sólo consigna sino aquel que propone participa y se involucra.