La semana pasada hablamos de la velocidad con que la tecnología devora los días y de cómo el tiempo se nos escurre entre pantallas como arena en las manos. Hoy quiero detenerme en el cerebro, ese órgano cotidiano y enigmático que carga con nosotros a todas partes sin pedir aplausos, aunque lo merece más que cualquiera de nuestros dispositivos.
La conciencia según Stanislas Dehaene
Stanislas Dehaene, neurocientífico francés, ha mostrado con su teoría del espacio de trabajo global que la conciencia aparece cuando distintas regiones del cerebro se encienden a la vez, como un escenario donde luces y voces se encuentran para improvisar una función irrepetible. Nuestro cerebro transforma impulsos en palabras, sonidos en recuerdos y símbolos en conciencia. Y lo hace con apenas veinte vatios de energía, lo mismo que una bombilla encendida, mientras que entrenar un modelo avanzado de IA puede requerir la electricidad de barrios enteros.
La diferencia es clara: la IA corre más rápido, calcula con memoria impecable y no se cansa; el cerebro, en cambio, improvisa, se adapta y se atreve a dotar de significado a lo que toca.
Inteligencia artificial vs creatividad humana
Más que preguntarnos si la inteligencia artificial nos superará, conviene reconocer que juega a otra cosa.
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La máquina predice, nosotros inventamos.
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La máquina recuerda todo, nosotros olvidamos lo que ya no sirve.
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Ella es literal, nosotros nos permitimos la metáfora.
No se trata de miedo ni de superioridad, sino de un equilibrio: saber que tenemos en la cabeza una chispa capaz de gobernar tecnologías que nunca podrán sentir un escalofrío ni reírse de un chiste malo.
Filosofía y tecnología: un recordatorio de Dan Brown
Quizá por eso resuena la oración del futuro que Dan Brown escribió en Origen:
“Ojalá nuestra tecnología nunca deje atrás a nuestra filosofía. Ojalá nuestro poder nunca supere a nuestra compasión. Y que el motor del cambio no sea el miedo, sino el amor”.
Porque al final, el reto no es que la máquina imite al cerebro, sino que nosotros mismos no olvidemos lo que nos hace humanos.
Sobre la autora
Soy Luisa Leticia Pérez Medina, instructora de Informática en ICATEQ Plantel San Juan del Río, un espacio donde la tecnología y la humanidad se encuentran para fortalecer nuestra autonomía.