Reconocer: La atención en modo sin cobertura

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Hay días en que mi atención tiene la misma conexión que mi celular con la antena Telcel mientras viajo entre curvas rumbo a Jalpan: ninguna. Cada vez que aparece ese mensaje de “sin servicio”, recuerdo la promesa que repite la pantalla —“Todo México es territorio Telcel”— y me da risa. Ja, ja, cosita, díselo a esas montañas que lo dejan en evidencia. Así también anda mi mente a veces: buscando señal, levantando la mano en busca de cobertura emocional, esperando que algo o alguien vuelva a hacer clic.

La atención es mucho más que concentrarse: es una forma de estar. Cuando la mente se enfoca, el cerebro se ilumina. La neurociencia explica que el córtex prefrontal se activa y dirige la orquesta de la memoria, la emoción y la motivación. Es ahí cuando aprendemos mejor, resolvemos más rápido y hasta disfrutamos más. Atender es una manera de decirle al cuerpo: “estamos aquí”.

Pero el mundo actual no ayuda: notificaciones, chats, pendientes, alertas… todo compite por un pedazo de nuestra mente. En México, se estima que el 80 % de los accidentes viales están relacionados con distracciones, y en el trabajo, casi ocho de cada diez personas se distraen antes de una hora. No es falta de voluntad: es exceso de estímulos. Vivimos con la atención partida y el alma en multitarea.

Y, sin embargo, la tecnología también puede tendernos la mano. Existen aplicaciones que enseñan al cerebro a respirar, concentrarse y descansar. Headspace, Calm o Insight Timer guían en prácticas breves de atención plena; bastan diez minutos para que el sistema nervioso se calme y la mente vuelva a su sitio. Otras, como Forest y Focus To-Do, aplican el método Pomodoro: 25 minutos de enfoque y cinco de pausa. Y hay quien encuentra su ritmo con sonidos que acompañan al cerebro —Noisli, Brain.fm, o incluso un canal de YouTube con lluvia suave—, pequeños trucos que ayudan a que la atención se acomode en su silla.

La diferencia está en cómo usamos las herramientas. No se trata de desconectarse del todo, sino de hacerlo con intención: activar el modo no molestar, respirar tres veces antes de abrir otra app, recordar que el silencio también notifica. La atención es finita y, como la señal, se pierde si nadie la cuida.

Así que cuando sientas que tu mente anda buscando antena, no corras a recargar datos. Respira, enfoca y vuelve al presente. A veces, la mejor cobertura no está en el teléfono, sino en la conciencia.

Soy Leticia Pérez, instructora de Informática en ICATEQ Plantel San Juan del Río. Desde la frontera entre pantallas y cuerpos, entre aulas y redes, entretejo los hilos de la tecnología y la sociedad, con la fe de dejar, en cada lector, una chispa de reflexión sobre cómo habitamos el internet.

Tags: #ATENCIÓN, #reconocer, bitacoradiario

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