*** Cerro Grande Cadereyta, tiene en su cima una capilla oratorio dedicada a las ánimas y el festejo se celebra el 28.
*** Así los seres vivos, acuden a esta cita, para darles la bienvenida a las ánimas, y los halagan con música y comida.
*** Al evento este año acudieron unas 150 personas de todas las edades, y en ella convivieron con sus tradiciones.
Las tradiciones ancestrales, de los Otomíes, que fueron los amos y señores de toda esta región, junto con los Panes y los Jonaces,, sigue vivas y aunque tienen ya algunas influencias de la conquista y del modernismo, no dejan de ser auténticas expresiones populares de una vasta región del país y sobre todo de Querétaro, en zonas como Cadereyta, Amealco, Tolimán o bien algunas zonas de municipios como Tequisquiapan y el mismo San Juan del Río en su parte sur…. a la que no le han querido dar ese carácter, pero que lo tiene.
En Cadereyta por ejemplo, hay una agrupacion que año con año acude al Cerro Grande de Cadereyta, arriba hay una capilla oratorio autentica Otomí, y esta dedicada según la tradición a las ánimas.
El caso es que los días 28 de octubre de cada año, además de festejarse a San Judas Tadeo, también se recuerda a los familiares que tuvieron una muerte violenta, y al día siguiente se espera la llegada de las ánimas de aquellos que han muerto sin el bautismo y sin nombre… y es así como arrancan los festejos para esperar la llegada primero de los ángeles en el día inicial del mes de noviembre y segundo para esperar el 2 de Noviembre a los santos difuntos.
A este festejo tradicional de las ánimas, acudieron unas 150 personas, que llevaron un sin número de elementos para recrear la ofrenda, y entre los elementos que llegaron a la cúspide del Cerro Grande de este municipio también grande, están sin duda los ..pifaneros… esos milicos que con un sonsonete de un tambor y una flauta hecha de carrizo, tocan en honor de estos seres invisibles, pero que dicen que regresan y se recrean en su capilla en lo alto del cerro.
Además de darles la bienvenida y recibirlos con este sonsonete que no es desagradable y que tiene un ritmo inclusive algo pegajoso, se lleva comida típica de cada región y zona del municipio, y así se les da la bienvenida, y los seres vivos refuerzan y hacen suya esta tradición y este festejo.
La Capilla Oratorio que está en la cima del cerro grande, es sin duda un elemento mudo, pero hablante de lo importante que es para los pueblos el mantener viva la esperanza y la imagen de los seres queridos que ya se fueron y que están integrados a la energía universal, pero que además regresan para conocer qué hacen hoy sus familias vivas y que conviven con ellos en la imaginaria.