Salvador Castillo González
Por la mañana inicia la vida, se abren las calles ante los transeúntes, quienes no se dan cuenta que sus pies se mojan de roja sangre, la cual es sustancia de los cuerpos de los hermanos caídos, masacrados, ante el ruido de la metralleta, ante una sociedad cada vez más desmemoriada sometida y decadente, muchos sufren en silencio, ni siquiera protestan, sin embargo, los fríos del invierno caminan haciendo ruido, enfriando los sueños dejando humedad en los ojos, mientras la luna juega a tatuar sus noches, algo pasa, el corazón ya no siente, no se asombra.
Los pasos siguen roídos por los colmillos de la fría soledad, solos, como el hambre, caminan, caminan hasta mutilarse los pies, se abandonan ante el sofocante calor del sol quien les araña las venas, por la tarde, el frio brillante de las estrellas se filtra por sus cuellos, les tuerce la cabeza, humillados pierden la última fuerza, para por fin, morir también, olvidados, para fabricar esta realidad.
Edilzar Castillo.- Q.E.P.D.
MI CASA SE EXTRAVIÓ
Vivo suspendido
en un instante
interminable
mi voz descansa
sobre el viento
mi casa se extravió
soy un vagabundo.
Edilzar Castillo Q.E.P.D.
PREGUNTA.
Hace ya muchos ríos,
una tarde de pueblo
le dije a mi madre
y vos, decíme
como era mi abuela
porque yo, sólo la sueño
sentada en su butaca
junto al fogón
rodeada de flores
en aquel pueblito mágico
en donde siempre deletreo mi origen.
En el recuerdo de mis abuelos, vuelos,
en el barro de allá, de hoy
en donde estoy, en donde estamos,
en aquella casa
de brasa liquida
la cual quema y sacia
como una ala que sube,
aunque a veces baja
contenta de vida.
Entonces, dime mamá
como era la abuela
de mis raíces…..
Edilzar Castillo Q.E.P.D.