Escribe Andrés Garrido del Toral
Cronista del Estado.
Durante los siglos XV y XVI el actual territorio del estado de Querétaro se había constituido en zona de frontera donde confluían tres áreas culturales y políticas diferenciadas: La mexica, cuyo centro dependiente más cercano e importante se encontraba en Xilotepec, población perteneciente al hoy Estado de México; la tarasca, con su antiguo centro en Tzitzuntzan y con guarniciones y puntos de avanzada en Yuririapúndaro y posiblemente en Acámbaro; la chichimeca, que abarcaba una serie de grupos diferenciados entre sí como los pames, guamares, guachichiles y jonaces.
Ignacio Urquiola Permisán, historiador
Pese a que el nombre de Santiago de Querétaro no se utilizó en la mayoría de los documentos oficiales, la figura del apóstol parece estar presente en la vida de los queretanos desde los orígenes de la población en la primera mitad del siglo XVI.
Lauro Jiménez Jiménez, Cronista de Santa Rosa Jáuregui
La plaza fue el escenario de la vida urbana, donde se realizaron las actividades públicas de la ciudad: el tianguis o mercado, las celebraciones religiosas, las ceremonias civiles, las corridas de toros, las representaciones teatrales, las proclamaciones reales y las dedicaciones de los templos. En ella también tuvieron lugar cortejos, comitivas, procesiones y desfiles.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano
El templo principal ocupaba el lugar más relevante, enfrente de la plaza mayor; era la construcción pública que demandaba el mayor espacio. Reagrupaba las actividades más importantes del vecindario y aglutinaba los tres puntos principales de la mentalidad colonial: nacimiento, matrimonio y muerte.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano
De la plaza de San Francisco saldrían las calles principales derivadas en caminos reales, que comunicaban al centro urbano con el exterior y a lo largo de las cuales se generó el crecimiento de la ciudad.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano
A partir de 1551 comenzó el arribo de españoles al pueblo de Querétaro, fenómeno que estuvo íntimamente ligado con la explotación de las zonas mineras del norte del reino.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano
Una de las características de esta ciudad es su trazado irregular, que se aparta de la generalidad de nuestras poblaciones, formadas casi todas por una serie de manzanas cuadradas, alineadas más o menos en forma regular.
Enrique A. Cervantes, urbanista
Ofrece Querétaro perspectivas admirables, con esquinas salientes, calles interceptadas y torcidas, plazas de curiosa y variada forma, que contribuyen a presentar diversos aspectos que, aprovechados convenientemente, harían de esta población un lugar de belleza incomparable.
Enrique A. Cervantes, urbanista
En Querétaro no existe ninguna calle, aún en las zonas planas, que conserve la línea recta en su trayectoria. No existe linealidad estricta ni a lo largo del paramento de una misma manzana, ni mucho menos a lo largo de los primeros paramentos de varias manzanas continuas.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano
El trazado estricto “en forma de un juego de ajedrez” era más una aspiración que una realidad; era más cómo se quería ver, que como en realidad se veía.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano
El templo franciscano, cuyo nombre refiere el erudito Carlos de Sigüenza y Góngora como el de la Parroquia del Convento de Santiago de la regular observancia de nuestro Padre San Francisco, fue el eje y motor de la vida social, política y religiosa del Querétaro virreinal. En su calidad de primera y única parroquia desde el origen del pueblo hasta principios del siglo XVIII, fue el centro rector y generador de la formación física de la ciudad.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano
A partir del Convento y de la Plaza de San Francisco el trazado de las calles más antiguas fue realizado por los mismos caciques indígenas. De la misma manera, el sitio del Convento y la Plaza serían utilizados más tarde por Juan Sánchez de Alanís como referencia para el trazado del resto del pueblo.
Carlos Arvizu García, urbanista queretano