Por Jerónimo Gurrola Grave
Según informó anticipadamente la Casa Blanca, sede del gobierno estadounidense, la Cumbre de Líderes de América del Norte (CLAN), celebrada en la Ciudad de México, alcanzó importantes acuerdos en puntos clave para el desarrollo de la región.
En el “acontecimiento histórico” como lo llamó el presidente Andrés Manuel López Obrador al encuentro desarrollado en su casa, en Palacio Nacional, con los mandatarios, el estadounidense Joe Biden y de Canadá, Justin Trudeau para hablar de los retos que enfrenta la región, oficialmente se comprometieron a generar oportunidades para el desarrollo y participación de las comunidades marginadas.
“Promoveremos soluciones innovadoras y sostenibles que honren el conocimiento tradicional, fomenten el crecimiento liderado por los pueblos indígenas e impulsen la creación de empleos; la creación de un Grupo de Trabajo Trilateral sobre Violencia contra las Mujeres y Niñas Indígenas de los tres países”.
En materia de cambio climático acordaron cumplir con las metas establecidas en los “Acuerdos de París para 2030”; que establece la reducción de emisiones de carbono y gases de efecto invernaderos; la importancia de cambiar a combustibles más limpios, a la producción de vehículos de cero emisiones con el uso de hidrógeno como fuente regional de energía limpia, y la protección del medio ambiente en las comunidades indígenas, que ayudará a mitigar los estragos del cambio climático.
Y entre otros puntos, sobre migración acordaron apostar por identificar y combatir las causas que llevan al desplazamiento forzado de millones de personas desde Centroamérica hacia el norte del continente. Washington propuso el acuerdo de recibir cada mes hasta 30,000 ciudadanos de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití que tengan un “patrocinador” que se haga responsable de su manutención en Estados Unidos. Este plan busca endurecer los castigos a quienes ingresen sin documentos y deportarlos a México, quien asumirá esa carga, como ya sucedió el año pasado, que cerró con más de dos millones de detenciones de inmigrantes, la mayor cifra desde la Segunda Guerra Mundial.
Servir de muro de contención en las fronteras del norte y sur del país con más de 30 mil elementos de la Guardia Nacional es sin duda uno de los principales motivos por los que Biden aceptó aterrizar en el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA), en su amigable, amistosa y fructífera visita, por la que López Obrador se siente contento y destaca como todo un éxito.
Según datos revelados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), cerca de 2.5 millones de migrantes indocumentados fueron detenidos en las fronteras de Estados Unidos y sur del país en los primeros 11 meses de 2022. El incremento del flujo migratorio impacta notoriamente a México, pues en lo que va del sexenio, el gobierno de López Obrador ha regularizado la estancia de un millón 754 mil extranjeros, cifra de personas atendidas a la que deben sumarse otros miles no detectados o cifra negra que podría ser de 20 por ciento más, respecto de la estadística, advirtió el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño Yáñez.
La Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP) de la Segob informó que de enero a junio del 2022 se repatriaron a México un total de 13,807 niños, niñas y adolescentes, provenientes de Estados Unidos y de origen mexicano, cifra que representó un incremento de 17.5% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Así, con estos acuerdos sostenidos en la Cumbre, con Biden y Trudeau, México está obligado a recibir a cientos de miles de migrantes, como visitantes regionales, trabajadores fronterizos, por razones humanitarias, solicitantes de asilo o refugio, como residentes temporales o permanentes. ¿Qué ganamos entonces los mexicanos después de tantos abrazos y apapachos entre Joe Biden, el primer ministro Justin Trudeau y el anfitrión, López Obrador?