Por Claudio Osornio
Nos podemos equivocar, pero en la calle, en la plaza pública, en los restaurantes, en las oficinas gubernamentales, e incluso en las mismas redes sociales; existen ya claras predicciones de lo que acontecerá el próximo 1 de julio.
De por sí hay que tener en cuenta los ejercicios de medición electoral; como sondeos y encuestas, que “hacen su agosto” justo en estos tiempos, al igual pronostican todo tipo de resultados, por más inverosímiles que resulten.
Hay que tener muy presente, que durante los últimos 12 años, en México se ha ido generando una verdadera presión social, producto de los resultados electorales en los dos más recientes procesos.
El ahora candidato por MORENA, Andrés Manuel López Obrador, lejos de apartarse de los “conceptos populistas” -que lo llevaron sólo a pelear, pero no a ganar la Presidencia de México- los ha retomado y con mayor vigor. Ese mismo voluntarismo lo lleva, efectivamente, a tener una clara ventaja respecto a cualquier contrincante.
Sin embargo hay que dejar muy en claro, que a pesar de lo que hoy la calle grita -y grita fuerte- estamos a punto de llegar a la hora de la verdad. El día de la elección, está a la vuelta de la esquina. Para algunos ese día, se debería de llamar “el día de la perversión”. Ese es el verdadero pronóstico que no fallará.
Es el mismo día, en el que por dos ocasiones consecutivas, el “triunfo cantado” de AMLO, se ha diluido, como el agua entre las manos. Ya sea de puntero o tratando de alcanzar, López Obrador ha sido derrotado en las urnas irremediablemente. Eso es lo que marca la historia.
Otro factor que se debe de ponderar, al igual que en el 2006, es el tema del “bendito Futbol”. Como hace 12 años la elección presidencial, coincide con la celebración del Campeonato Mundial de Futbol y no sólo eso sino también con el anuncio de que México, será por tercera ocasión sede mundialista en el año 2024.
Para el mexicano promedio, que recién comenzaba a interesarse en los temas político-electorales, tendra ahora un nuevo “asunto”. Con la diferencia de que le entretiene más y mejor: nos referimos a los partidos que celebre la selección mexicana de futbol.
El paliativo para hacer parecer “el día de la perversión” incluso como de alegría nacional, por el rendimiento de un equipo de futbol, de nueva cuenta está latente y podría generar dos fenómenos ya ampliamente estudiados: la euforia del triunfo o la decepción por la derrota. Y ambos son rentables, para el objetivo que persigue lo estudiosos del tema.
No obstante todo lo anterior en Bitácora Multimedios, estamos en la posibilidad de confirmar que ante el panorama, es muy probable que el “coctel” que nos han armado en esta ocasión, termine por ser una bebida “bastante amarga”.