Una de las más grandes obligaciones que tenemos las y los servidores públicos, es ejercer adecuadamente los recursos (manejo responsable, prioridad de gasto social, finanzas sanas, austeras, de transparencia y disciplina).
No existe mayor agravio a nuestra gente –incluso reiterado lamentablemente en cada gobierno- que el ejercicio desproporcionado e irresponsable del dinero que proviene del esfuerzo de los contribuyentes.
Partiendo de esta lógica, en materia presupuestal resulta muy valioso el sistema de pesos y contrapesos, que evita que un tema tan importante como el que hoy nos convoca, sea autorizado con la visión unipersonal de los titulares de los poderes y de los ayuntamientos.
Es con esa responsabilidad que asumimos nuestra participación en estos procesos de construcción del presupuesto; si bien es cierto que debemos tener presente la importancia de un ejercicio austero y transparente, también es cierto que debemos dotar de viabilidad presupuestaria a proyectos que resultan importantes en cada uno de nuestros municipios; principalmente no soslayar la educación, la salud, la cultura, el gasto social.
En el servicio público ya no caben ocurrencias, se trata de ejercer razonadamente atribuciones constitucionales de esta soberanía, ya que de conformidad con lo dispuesto por la base cuarta del artículo 115 de la Constitución Federal, así como la fracción décima, del artículo 17 de la Constitución Política de nuestro Estado, es facultad de la Legislatura aprobar anualmente las Leyes de Ingresos de los Municipios.
Es el momento de cumplir lo prometido, hoy reitero como uno de los más importantes compromisos que hice en su momento, el de la transparencia del ejercicio presupuestal, por ello, pondremos el mayor cuidado en la aprobación de las leyes de ingresos de los municipios, y de igual manera lo haremos con la revisión y fiscalización de sus cuentas públicas; habremos de verificar, con toda puntualidad, que en los presupuestos de egresos se incluyan los tabuladores desglosados de las remuneraciones que perciban los servidores públicos municipales.
A manera de conclusión, diría que no podemos hablar de un adecuado ejercicio de los recursos públicos sin austeridad, pero tampoco podemos hacerlo si no dotamos a esta austeridad de transparencia en su ejercicio.