Por Diego Mercado
Son pocos los años que han pasado desde que la humanidad ha entendido el poder de la comunicación digital, de su eficacia en tiempos actuales y de la rapidez con la que se mueven los temas en la agenda día con día. La forma en la que todos los días, todos y cada uno de nosotros contamos historias se ha ido transformando a lo largo del tiempo. Antes para poder permear con un tema en la sociedad, por muy reducido que hubiese sido el número de personas a impactar, se requería mucho tiempo, recursos y esfuerzos. Por ejemplo, para promover el uso del teléfono móvil, tuvieron que pasar muchos años, años para promover un artilugio que fue usado por primera vez en la historia hace menos de medio siglo.
La primera llamada telefónica fue hecha en 1973 en Nueva York, por el ingeniero Martin Cooper, conocido como el padre del teléfono móvil y no es hasta el año 2020 con la pandemia mundial de Covid19, que entendimos que hoy, tener un teléfono celular conectado a la red de internet, es más una necesidad que un lujo o privilegio, no fue hasta hoy que nos convencimos de su utilidad y su necesidad permanente.
En la actualidad, para poder convencer, es posible compartir una opinión o toda una experiencia de cualquier tipo en cuestión de segundos gracias a las herramientas digitales e innovaciones tecnológicas. En cuestión de segundos podemos vertir no sólo nuestros comentarios, sino inducir a que otros piensen igual que nosotros, ejemplo mismo el del celular que, si bien es cierto, podemos vivir sin él, en la red y encerrados en nuestras casas, nos convencimos que es más fácil estar hiperconectados.
La narrativa digital se centra en el cómo y no en el que. Son más importantes las formas que los fondos y lo vimos en un segundo ejemplo, cuando decenas de millones de personas nos apresuramos a abrir nuestra cuenta en Threads, -y me incluyo-, la nueva red social creada por Meta para competir con Twitter, no sabiamos que ofrecia, que iba a representar en nuestra nueva vida digital, en muchos casos ni sabíamos cómo pronunciarlo, pero todos quisimos ser los primeros, primero por su excelente propuesta visual, por que la narrativa digital nos había llevado a esa decisión, y segundo por lo influenciados que estamos todos los días a la información. No era tanto que estuviéramos buscando una alternativa a la plataforma que sufrió una serie de cambios mal recibidos desde que la compró Elon Musk. Era el resultado de una narrativa digital limpia, con estrategia con intención y encaminada a convencer más rápido que la que se usó para permear la telefonía celular en el mundo.
Hay virtudes y defectos en esta nueva narrativa que nos obliga todos los días a ser más alertas, a repensar un poco antes de tomar una decisión y sobre todo a ver fuera de la caja de vez en cuando, un detox digital, no está nada mal.
