Dallas, 1 Dic .- El primer bebé de una mujer que recibió un trasplante de útero, nació en noviembre pasado en Estados Unidos, en lo que representa un avance médico para el país y una esperanza para las personas con problemas de fertilidad, informó un equipo médico de Dallas, Texas.
El hecho dado a conocer por el Centro Médico de la Universidad de Baylor, en Dallas, constituye un avance en la investigación médica y un importante hito que se espera cambie drásticamente las vidas de las mujeres que nacieron sin útero y con otros problemas de fertilidad.
El bebé, de sexo masculino que nació a finales de noviembre, se convirtió en el primero que nace en este país de una madre cuyos órganos reproductores fueron implantados, del cuerpo de otra mujer.
Son muy pocos los equipos médicos en el mundo que han intentado la cirugía de trasplante uterino.
En octubre de 2016, el Centro Médico de la Universidad Baylor se convirtió en la primera institución en Estados Unidos en probarlo, utilizando órganos donados por mujeres que no han fallecido.
La institución informó en ese entonces que cuatro mujeres que habían nacido sin útero, habían recibido este órgano en operaciones practicadas en ese centro médico.
En tres de los casos, los médicos tuvieron que remover los úteros poco después de ser trasplantados debido a la mala circulación sanguínea. Sin embargo, una cuarta mujer, logró aceptar el órgano sin complicaciones, obteniendo ahora el resultado final: un bebé.
El menor, que nació a través de cesárea, pasó a ser el noveno nacido en todo el mundo a través de este nuevo procedimiento.
Es un hito importante que se logra luego de varios años por un equipo multidisciplinario del norte de Texas, dijo el cirujano de trasplantes e investigador principal, Giuliano Testa.
Los médicos creen que este avance podría conducir al tratamiento de miles de mujeres con problemas de infertilidad, como aquellas que tienen anormalidades uterinas o mujeres jóvenes que tuvieron que someterse a histerectomías después de un diagnóstico de cáncer.
La mujer que recibió el trasplante de útero y dio a luz en el Centro Médico Baylor, y cuya identidad permanece en el anonimato, sufría de infertilidad uterina absoluta, lo que significaba que no tenía opción de embarazarse.