Por El Hombre de Negro
En una industria históricamente dominada por hombres, Joan Jett irrumpió como un relámpago negro y rugiente que no pedía permiso, ni perdón. Dueña de una guitarra feroz, una voz rasposa y una actitud desafiante, Jett no solo rompió moldes: los prendió fuego sobre el escenario.
De las Runaways al camino propio
Joan Marie Larkin, mejor conocida como Joan Jett, nació en 1958 en Filadelfia y creció en Los Ángeles. Su historia como figura icónica del rock empezó temprano, cuando formó parte de The Runaways, la primera banda de chicas adolescentes que cantaban sobre sexo, rebelión y libertad con guitarras eléctricas y botas altas. Canciones como «Cherry Bomb» retumbaban en los oídos de una sociedad que no sabía cómo reaccionar ante mujeres haciendo hard rock con furia y orgullo.
Pero el verdadero desafío vino después.
Tras la ruptura de las Runaways, Jett quiso seguir haciendo música… y todas las puertas se le cerraron. Ninguna disquera quiso firmarla. ¿Una mujer con look andrógino, actitud punk y canciones agresivas? «No, gracias», le dijeron. Así que hizo lo que pocas se atreven: fundó su propio sello, Blackheart Records, en 1980. Así nacía no sólo una carrera, sino una declaración de guerra al sistema.
«I Love Rock ‘n Roll» y la inmortalidad
En 1981, junto con su banda Joan Jett & The Blackhearts, lanzó el álbum I Love Rock ‘n Roll. La canción que da nombre al disco —un cover a una banda poco conocida llamada Arrows— se convirtió en un himno generacional. Guitarra simple, ritmo infeccioso, actitud desafiante: Jett no solo decía amar el rock, lo encarnaba.
Ese éxito fue seguido por otros como «Bad Reputation», «Crimson and Clover», «Do You Wanna Touch Me» y «I Hate Myself for Loving You». Su música era directa, sin adornos, y con una carga emocional y política que muchos subestimaron.
Icono feminista, pionera y leyenda
Joan Jett no solo abrió puertas: las tumbó. En una época donde las mujeres eran relegadas a coristas o cantantes pop, ella era líder, guitarrista, compositora y dueña de su propio destino. Su estilo —chaqueta de cuero, delineador negro, jeans entallados— se volvió tan característico como su mensaje: no importa tu género, si puedes tocar y tienes algo que decir, tienes un lugar en el rock.
Su influencia se extiende hasta hoy. Artistas como Billie Joe Armstrong, Courtney Love, L7, Hayley Williams y hasta Miley Cyrus han citado a Joan Jett como referente. En 2015, fue finalmente incluida en el Rock and Roll Hall of Fame. Tarde, pero merecido.
La actitud es eterna
Hoy, a sus más de 60 años, Joan Jett sigue tocando, grabando y subiendo a los escenarios como si el tiempo no le afectara. Con la misma convicción que tenía en sus días con The Runaways, sigue siendo un estandarte de la autenticidad y la rebeldía. Nunca se vendió. Nunca se domesticó. Y por eso, nunca pasó de moda.
Joan Jett no solo ama el rock and roll: lo representa.