Por Adriano Herrera Álvarez
“Ni una inteligencia sublime, ni una gran imaginación, ni las dos cosas juntas forman el genio; Amor eso es el alma del genio” W.A. Mozart
Para Emmis, mi madre…
Johannes Chrysostomus Wolfganus Theophilus Mozart, nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, Sacro Imperio Romano Germánico, hoy Austria y muere el 5 de diciembre de 1791 en Viena, capital de Austria a los treinta y cinco años de edad. Nació en enero de 1756 hace 269 años, por tal motivo, hubo celebraciones el pasado mes de enero -sobre todo en Europa- de este plausible acontecimiento: conciertos, lecturas sobre su obra y biografía, cinematografía, etcétera. Desde pequeño a través de mis padres tuve contacto con la Música Clásica, mi padre cuando estaba pintando ponía esta música y Jazz, un día le pregunté a mi padre quien había compuesto determinada música y me dijo: “Mozart, hijo…” y posteriormente me compró un long-play de Mozart, a quien escuchaba detenidamente, además de Beethoven, Bach, y otros. Pero me quiero enfocar en mis sentimientos hacia el compositor austriaco: amo la música, es parte de mi y Mozart fue el reactor principal en aquellos años. Posteriormente, después de un exámen exhaustivo, fui aceptado como alumno en el Conservatorio Nacional de Música, por allá en la Colonia Polanco, Mazarik y Periférico en la CDMX en los años setenta del siglo pasado. Cuando cursaba el tercer año, hubo una convocatoria para formar el coro de la institución, también pasé el exámen, mi tesitura de voz es de tenor, se conformó el conjunto coral y la primera obra que se presentó en el Palacio de las Bellas Artes fue el Réquiem de Mozart, dirigidos por el Maestro Eduardo Díaz Muñoz, después de muchos ensayos, teníamos que saber qué secreto nos mostraba Mozart en cuanto a los textos de esta magna obra que está escrita el latín, todo es sobre diversas apologías hacia Dios. El Réquiem es una Misa que se toca en los funerales. Hay muchos mitos acerca de esta última obra de Mozart, que si fue dictada a uno de sus alumnos o que en la versión cinematográfica del fallecido director checo Milos Forman- otro genio-, se la dictó a Antonio Salieri. La virtud de Forman, fue que la protagonista del film “Amadeus” fuera la Música, narrada por otro compositor: Antonio Salieri, genialmente protagonizado por F. Murray Abraham, Salieri quien en realidad era un compositor menor de la corte que, dicen, rivalizó con Mozart, esto no es creíble, ya que desde la vida de Mozart a la fecha, no hay ser humano que haya logrado la genialidad de Wolfgang. Amadeus compuso su primera sinfonía a los ocho años, algo fuera de este mundo. Mi apreciado maestro de Solfeo, Abel Eisenberg, en una ocasión hablando de Mozart me dijo: “Mozart estuvo siempre de la mano de Dios, vino a dar luz a este mundo caótico en que vivimos, solamente el arte puede salvar al mundo”.
Finalmente en la entrega del Oscar en 1984, la película “Amadeus” ganó 8 Oscares, entre ellos: Mejor Película, Actuación (F. Murray Abraham), y Mejor Dirección (Milos Forman) entre otros.
En su vida, Mozart compuso más de seiscientas obras, que escribía como si fueran cartas, es decir no escribía al piano, escuchando las melodías a través de éste, todo lo tenía en su mente: sección de cuerdas, aliento, percusión, voces corales y cuatro solistas, como es el caso del Réquiem, nadie, absolutamente nadie ha podido realizar unas obras de excelente calidad, armonía, atmósferas, tiempos, melodías, sin consultar absolutamente a nadie ni a nada, solo su conexión con lo metafísico, espiritual, con una técnica perfecta. Si observamos, por ejemplo las partituras de Beethoven -otro genio-, están llenas de tachaduras, enmendaba aquí, allá y las de Mozart sin ninguna corrección, limpias… inusitado.
He conocido a personas a las que les pregunto si les gusta Mozart, y las más, dicen que no le entienden, ¿qué quieren entender?, la realidad es que hay que sentir la música, que se ocupen los musicólogos de todos los aspectos técnicos, a Mozart hay que escucharlo, vivirlo, amarlo, disfrutarlo.
Mozart se casó con Constanze Weber, quien era cantante, pero, cuando la carrera de Mozart dejó de estar al servicio de la corte, empezaron sus apuros económicos, Constanze no lo llegó a comprender, sus alejamientos dejaron a Mozart devastado, cuando muere Mozart, Constanze, quema muchas partituras, o sea que algunas obras quedaron nulificadas por la conducta abyecta de su esposa.
Cuando la orquesta y el coro del Conservatorio Nacional de Música se presentó en Bellas Artes, con el “Requiem” de Mozart, yo de smoking, se abre el telón con la orquesta, coros y solistas, estábamos listos, empieza el primer movimiento con unos chellos, contrabajos, fagotes y cornos franceses profundos, me inundó una energía nunca antes experimentada, el teatro lleno, mi querida madre, familiares y amigos entre el público, creo yo, que fue un punto de quiebre en mi concepción de lo que es estar dentro del espíritu musical de Mozart, no hay palabras precisas para manifestar el sentimiento de todos nosotros; en el movimiento “Lacrimosa”, sentí una gran exhaltación en el pecho, quería llorar, gritar de alegría, un regalo de Dios, una bendición, una epifanía.
Dentro de las óperas de Mozart, hay una especial para mi, “La Flauta Mágica”, llena de imaginación y humor, hace cantar a un tenor vestido de papagallo, un aria bellísima, o “La reina de la noche” en donde hay una disputa mortal entre madre e hija, la soprano debe de alcanzar un registro vocal altísimo, hasta un Si 6, exige una voz dotada y técnica depurada. Por lo tanto si queremos disfrutar una de estas obras, hay que esperar que el Teatro de la República y su orquesta en Querétaro, las incluyan en su repertorio, no hay nada semejante a escuchar la música en vivo, definitivamente.
Es incierto el motivo de la muerte de Mozart, pero al margen de esto, Amadeus escribió lo que debía legar al mundo, no falta nada, no sobra nada, ES y nada más.
En momentos álgidos de mi vida, la salvación ha sido Dios y la música, sobre todo de Mozart que permanecerá en mí hasta el día de mi muerte.
Si nos metemos a Youtube, podemos buscar la “Misa Coronación” de Mozart en la Iglesia de San Pedro, en el Vaticano, bajo la dirección de Herbert von Karajan, un documento invaluable, que vale la pena ser visto y escuchado, sentido, irremediablemente reconfortante. La música mozartiana tiene el poder que al escucharla, cambia nuestro estado de conciencia, la música nos lleva a nuestro interior, donde solamente por nuestra forma vivencial hay la posibilidad del éxtasis, hay que estar dispuestos, la música tiene el poder de transformarnos en mejores seres humanos…siempre.
