Una frágil avecilla,
alegre, cantadora,
con alma de gitana,
pequeña y sencilla;
a muy temprana hora
arriba a mi ventana,
puntual, madrugadora,
cada día, cada mañana.
A ella le confieso,
al alba, al despertarme,
mis gozos y mis penas;
me escucha sin juzgarme
y aunque le son ajenas,
parece comprenderme.
Ella es mi confidente,
atenta al mirarme
sufriendo o llorando,
tranquila y paciente
canta para alentarme.
Josué Fernando
Morales Gómez
León, Guanajuato, México
© Derechos Reservados del texto 2014
De mi poemario: “Como el canto de las Sirenas”