México sigue siendo profundamente desigualdad. En casi dos décadas los mexicanos más ricos han incrementado sus fortunas y los pobres se quedaron en la miseria.
En 2017, el 1% de los mexicanos más ricos concentró el 28% de la riqueza del país, cuatro puntos porcentuales más que la riqueza que tenían en el año 2000. Mientras que los niveles de pobreza por ingresos se quedaron igual en el mismo periodo, reveló el informe México 2017 de la organización Oxfam.
“Este proceso de enriquecimiento se ha dado a costa de los consumidores mexicanos y cobijado por el poder político: los cuatro hombres más ricos de México aumentaron su patrimonio en sectores con alta concentración de mercado, privatizados o fuertemente regulados por el Estado (telecomunicaciones, banca comercial y minería)”, se lee en el informe.
Según la lista de multimillonarios de Forbes de 2017, las cuatro personas más ricas de México son: el gigante de las telecomunicaciones Carlos Slim (55.5 mil millones de dólares) y que ostenta el sexto puesto entre los más adinerados del mundo; Germán Larrea, director de Grupo México, la minera más grande del país (13.8 mil mdd); Alberto Bailleres, fundador de GNP seguros (10.8 mil mdd); y la inversionista María Asunción Aramburuzabala, fundadora del fondo de inversión Tresalia (5.8mil mdd).
Los 15 mexicanos en la lista de los más ricos del mundo de Forbes
Según la organización que busca combatir la desigualdad, una de las razones detrás del crecimiento de la bonanza económica de los millonarios mexicanos es el actual modelo económico, que beneficia desproporcionadamente a las élites económicas.
“Estos grupos de interés económico se configuran en bloques políticos con intereses propios, que ejercen, mediante mecanismos formales e informales, una influencia desmedida sobre diferentes políticas públicas para mantener privilegios”, apunta Oxfam.
La brecha entre ricos y pobres en México es tan dramática, que los 10 mexicanos más acaudalados tienen la misma riqueza, equivalente a 108 mil millones de dólares, que el 50% más pobre en el país.
En contraparte, los niveles de pobreza y desigualdad han permanecido constantes.
Entre 2012 y 2016, el ingreso promedio en términos nominales aumentó 15.2% para el 10% de la población más pobre y 5.92% entre el 10% de los más ricos. Sin embargo, en términos reales, considerando la inflación acumulada en el periodo, el incremento entre los mexicanos pobres fue de apenas 10 pesos diarios, en contraste con un incremento de 100 pesos diarios entre el grupo más acaudalado.
Esto significa que el ingreso de los hogares más pobres es tan bajo que no les alcanzaría para satisfacer las necesidades básicas, pues deben ocuparlo todo en sobrevivir. Mientras que los más ricos tienen los recursos para invertir en educación, salud, esparcimiento.
¿Por qué hay desigualdad?
Oxfam encontró cinco elementos del actual modelo económico mexicano que provocan que se abra la brecha de desigualdad en el país, sin embargo, uno de ellos tienen un impacto mucho mayor en el resto: la corrupción.
“Al centro de la desigualdad está la relación entre la ciudadanía y el Estado, que existe a través del pago de impuestos y los servicios que recibimos a cambio (…) Estamos en un círculo vicioso en el que hay poco dinero de impuestos y ese dinero se malgasta o se pierde en corrupción, con lo que los ciudadanos quieren pagar menos y, con ello, hay menos recursos para servicios”, explicó el director de Oxfam México, Ricardo Fuentes-Nieva, en entrevista con el Huffpost.
Corrupción, mal gasto y desigualdad explican por qué México es uno de los 5 países con más impunidad del mundo
México fue el país de América Latina donde la mayor proporción de ciudadanos (51%) dijeron haber pagado sobornos para tener acceso a servicios públicos, de acuerdo con un informe de Transparencia Internacional de 2017. Además, está entre los cuatro países del mundo peor evaluados en cuanto al combate a la impunidad, solo por debajo de Filipinas, India y Camerún.
Oxfam también considera entre las razones que generan desigualdad en México: el sistema tributario, que recauda poco y en el que existen mecanismos para reducir impuestos a los más ricos; una política social concentrada en el acceso más que en la calidad de los servicios; gasto en bienes públicos diferenciado en educación, salud e infraestructura (mayor acceso en estados del norte-centro y menor en el sur del país) que ha generado poca movilidad social y una política laboral que ha ocasionado el empobrecimiento de la clase trabajadora.
“Queremos iniciar un debate público, en el contexto de las elecciones que vienen el 1 de julio, para asegurar que en la agenda nacional esté el tema de cómo resolver el gran problema de desigualdad”, dijo Fuentes-Nieva.
Sobre los cinco ejes que generan desigualdad en el país, la Oxfam propone:
· Para el combate a la corrupción: una ciudadanía organizada, que participe en la vida política del país y exija mejores condiciones de vida, y la creación de mecanismos innovadores para exigir transparencia.
· Para la actual política social: consolidad un sistema de salud universal efectivo, consolidad los programas asistenciales con un enfoque de derechos humanos y evaluar y diseñar un piloto para la implementación de Ingreso Básico Universal (un modelo en el que se hace una transferencia monetaria a no condicionada a los habitantes de un país)
· Para el gasto en bienes públicos: el diseño de una política de desarrollo regional para el sureste del país (la zona con el menor desarrollo socioeconómico de México) y elevar la matricula escolar en el nivel medio superior.
· Para la política laboral: migrar hacia un sistema que recompense el trabajo y no la riqueza, a través de acciones como elevar el salario mínimo, fortalecer esquemas de asociación con sindicatos independientes y el fortalecimiento del capital humano como ventaja competitiva.
· Para el sistema tributario: migrar a un sistema de mayor captación tributaria de instrumentos más progresivos (pagan más los que tienen más) y sea eficaz en la reducción de la desigualdad, con: un impuesto a la herencia, reforma al impuesto predial y mayores impuestos a rendimientos de instrumentos de renta fija y variable.