Por Jerónimo Gurrola
Todos quienes estuvimos pendientes del proceso electoral de 2018 recordamos el llamado “Plan Nacional de Paz y Seguridad” propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, “para corregir el rumbo de México”, que empeoró, según dijo, desde el gobierno salinista hasta el de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto. Dicho plan, entre otros puntos, contempla: la prevención de los delitos, atendiendo las causas de la inseguridad pues, no se puede enfrentar la violencia con la violencia; emprender un proceso de pacificación con las organizaciones delictivas, debido a que la estrategia de endurecer leyes y desplegar miles de soldados, marinos y policías no ha funcionado. La idea es promover leyes especiales “para poner fin a las confrontaciones armadas, posibilitar el desarme y la entrega de los infractores”.
Promover amnistías condicionadas al perdón de personas que hayan sido afectadas; cambiar las políticas hacia el consumo de drogas, ya que mantener la prohibición total es causa del crecimiento de la violencia, por lo que propuso legalizar el cultivo de marihuana con fines lúdicos y medicinales; retirar a los militares de las tareas de seguridad pública; combatir la corrupción modificando las leyes para que este delito sea considerado grave y quienes lo cometan no tengan derecho a enfrentar el proceso en libertad. Hacer obligatoria la entrega de declaración patrimonial, fiscal y de conflictos de interés de todos los funcionarios públicos; hacer delito el incumplimiento de las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a las autoridades; regular el uso de la fuerza pública, especialmente de los militares; castigar los casos de tortura o desaparición forzada, y que el presidente de la república nunca dé la orden para que el Ejército, la Marina o corporaciones policíacas se utilicen para reprimir al pueblo de México.
Durante su campaña, López Obrador insistió que Felipe Calderón hundió a México, y lo acusó hasta el cansancio, que su primera decisión como presidente fue declarar la guerra al narcotráfico sin tener elementos y sin saber por qué. “Le pegó un garrotazo a lo tonto al avispero y desató la violencia”. A Peña Nieto lo señaló de poner en práctica una estrategia fallida para combatir la violencia y la inseguridad en el país. “El incremento de la inseguridad se ve en todas las entidades pero no quiere cambiar su estrategia porque los gobernantes no quieren dejar de robar, no tienen llenadera, ese es el fondo”, dijo, y acusó al gobierno de simulación al enfrentar la inseguridad y la violencia, solo con soldados, policías, marinos, cárceles, amenazas de mano dura y leyes más severas, prosiguió.
Sin embargo, ya en la presidencia de la república, las promesas y remedios de AMLO han servido para nada, su Plan Nacional de Paz y Seguridad de ocurrencias han empeorado con mucho la violencia y la inseguridad vivida en los gobiernos pasados. El crimen organizado se ha multiplicado y la tasa de asesinatos duplica la registrada en el mismo periodo de Felipe Calderón y es 55% más alta que con el expresidente Enrique Peña Nieto. La peor emboscada que han sufrido los cuerpos de segurdad del país y todos los mexicanos ha sido la cometida por el presidente Andrés Manuel López Obrador con un saldo en sus primeros 18 meses de gobierno, de 53 mil 628 personas asesinadas, entre ellas, más de 5 mil 800 mujeres y mil 800 niños y adolescentes; un promedio de casi 100 personas todos los días en lo que va del actual sexenio, siendo el primer año y medio de gobierno más violento en lo que va del siglo.
Pero los resultados no podían ser otros cuando se propuso negociar con las organizaciones delictivas y ponerlos en libertad, legalizar el cultivo y el consumo de las drogas supuestamente con fines lúdicos y medicinales, acusar a los delincuentes con sus mamacitas y hacer de su sexenio, el período de los abrazos, no balazos, y por si esto fuera poco, juntos, conformaron un gabinete de políticos de 4ª, reciclados y sin capacidad ni autoridad moral para combatir las causas de la inseguridad y la delincuencia, como prometieron, para hacer de México un país de paz y de progreso.