Por. Diego Mercado
El día de ayer la Cámara de Diputados vivió una de las discusiones más fuertes e inéditas de los últimos años, por primera vez en lo que va de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador sufrió este domingo una derrota legislativa al ser rechazada y archivada su propuesta de reforma eléctrica. Vivimos los que estuvimos de testigos desde los medios digitales, lo que se podría calificar cómo el primer paso al derrumbe de AMLO Y morena.
Esta vez, la alianza legislativa Va por México integrada por el PAN, PRI, PRD, además de MC, dieron un revés al Ejecutivo pues impidieron que Morena y sus aliados (PT y PVEM) reunieron la mayoría calificada de 332 votos para aprobar la reforma constitucional con la que se buscaba la concentración del mercado eléctrico para Comisión Federal de Electricidad (CFE), y dar reversa a las reformas de 1992 y 2013 por las que el sector se ha abierto a la inversión privada.
Incluir un revés con esta decisión no da más resultado que pugnar por una electricidad menos costosa, incentivar y fortalecer la confianza de las inversiones que generan empleos, por el respeto a los órganos reguladores y los Tratados Internacionales.
Más mercado y menos estado, es concebir que lo que pasó en San Lázaro, sienta un precedente para incluir dos visiones de estado completamente diversas de lo que queremos como País. Por un lado los que pretender regular, incentivar y comprender lo que está sucediendo en el mundo, la propuesta que abre paso a las inversiones y la competencia, que baja costos, alimenta la posibilidad de crear energías limpias y tiene una visión de futuro, que no tiene miedo de entrarle al toro por los cuernos y generar las condiciones para que todas y todos salgan beneficiados, y por otro, la visión del presidente de la república y sus seguidores, que contempla el daño al medio ambiente, el menoscabo a las familias de México y la falta de compromiso con la inversión.
Es un duro golpe contra un principio básico de una economía sana: la libre competencia. Atenta contra la inversión, las finanzas públicas y los tratados internacionales, y ahora queremos resaltar lo tóxica que resultaría para las familias mexicanas. Cómo juventudes nos toca ver más allá de las banderas y propuestas de las dos corrientes en el país, nos toca analizar qué modelo de país queremos. Nos toca alzar la voz en favor del medioambiente y de nuestros propios bolsillos.
Históricamente desde diferentes perspectivas ideólogos, académicos, intelectuales, empresarios, funcionarios públicos, activistas sociales, y representantes de organismos internacionales han mantenido durante las últimas décadas discusiones sobre las relaciones del Estado, y en ejemplo claro podemos observar aquí en la Ley Barlett y todo el trasfondo, que no es más que analizar si se pugna por más estado o más mercado.