Escribe:-Edilzar Castillo
Después de conocernos llegamos a aquel apartado sitio, mira me dijo, antes que nada quiero que me concedas tres deseos, por supuesto le dije, con mucho gusto.
El primero:- Consiste en lo siguiente: quiero que me trates con mucho amor, ese primer deseo fue concedido inmediatamente.
El segundo:- Me gustaría las luces apagadas, así será le contesté, busque el interruptor y lo hice.
Todavía no me dijo, en medio de esa oscuridad, misteriosa, respiré profundo y le dije, cual es el tercer deseo, ella dijo, quiero me permitas llamarte Pedro, aun cuando no comprendía ese extraño deseo, le dije, está bien, llámame Pedro, una vez concedido esos tres deseos dimos rienda suelta a nuestros instintos animales, nos mordimos, aullamos enloquecidamente, todo ocurrió esa noche, ¿a quién podría interesarle la descripción de lo que sucede entre dos amantes?
Sin embargo, los siguientes encuentros, fueron de lo mejor, otra vez los tres deseos eran concedidos al pie da la letra, con toda su formalidad, sólo que ahora me cambió el nombre, me llamé Rafael, después Carlos, Alfonso, Juan, Carmelo, Pepe, y no recuerdo cuantos nombres más.
Un buen día, decidí dar por terminado esa anómala y extraña relación, porque descubrí que estaba siendo utilizado, como un mero objeto sexual, la muy cabrona me hacía objeto de sus fantasías o quizá de sus frustraciones..…