Escribe:-Isaac Media Hernández
El pasado martes 16 de junio, nos enteramos del doble homicidio en contra del Juez Federal Uriel Villegas Ortiz y su esposa, Verónica Barajas, a las afueras de su casa en Colima y en presencia de sus hijos. El licenciado Uriel, tenía en su conocimiento expedientes relativos a la situación jurídica de los jerarcas del crimen organizado, esto según los primeros informes.
Diez días después, a tan lamentable suceso, nos despertamos con la noticia de un fallido atentado, el cual iba dirigido hacía el Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad México, teniendo como resultado la muerte de 2 escoltas del funcionario, así como una mujer de nombre Gabriela Gómez Cervantes. La civil de 26 años proveniente de Xalatlaco, Estado de México, era madre de dos hijas, iba en camino a un puesto de quesadillas cerca de la zona del Auditorio Nacional cuando sufrió un impacto de bala en el vehículo donde viajaba.
En nuestro país, estamos viviendo el peor momento de violencia e inseguridad, datos y cifras de fuentes oficiales, enuncian que tan solo en homicidios, la situación ha incrementado, en los primeros cuatro meses del año, se registraron 11,535 asesinatos, frente a los 11,266 homicidios del mismo período del año 2019. En este contexto, vislumbramos que, el crimen organizado, nunca estuvo en cuarentena y resulta ser igual de nocivo que el Covid-19. El terror generalizado instaurado por los cárteles, radica en el poderío armamentístico con el que cuentan, el cual es superior al de las fuerzas de seguridad.
Esta circunstancia, les ha permitido a los grupos delictivos, enfrentarse directamente con los responsables de su captura, así como vengarse de los juzgadores. Con estas acciones, tratan de obstruir a través de la coerción la impartición de Justicia.
Tristemente la sociedad civil, se ve involucrada en esta interminable guerra. Si una persona logra no contagiarse de coronavirus, su próximo reto es superar la crisis económica que estamos viviendo, siempre y cuando una bala perdida no acabe con su vida. Actualmente en México, tenemos que sobrevivir día con día.