Por Raúl Rosillo Garfias.-
Dicen que el tiempo lo cura todo, inclusive arranca de la memoria cosas que quisiéramos mantener ahí; el tiempo se lo lleva. Y esto no es solo una sentencia o una máxima: solo hay que volver la mirada y recordar que hace apenas siete años el PRI era el partido en el poder, y ahora está minimizado a una expresión que nadie podría imaginar, solo aquellos que se fueron cuando vieron que el barco empezó a hacer agua. Hoy, los que se quedaron protegen algunos intereses muy focalizados, y por eso la reelección y la poca importancia que le dan a las renuncias que se presentan tanto en los estados como en los municipios.
Luces y Sombras.- Tal vez ellos saben el porqué de esta cosa mágica que se llama política y la vienen practicando para que Morena se convierta en el nuevo gran eje rector de este país, pues no hay nadie que defienda las instituciones.
Luces y Sombras.- La historia del PRI es rica; es un partido con las mejores banderas sociales, un partido de centro-izquierda que tenía un sinfín de banderas sociales, que poco a poco fue dejando al derechizarse y ahí se perdió de manera trágica y perversa. La política es hermosamente perversa, capaz de arreglar lo imposible, pero también de hacer posible muchas cosas que hoy suceden no solo en México, sino en el mundo. Para la política se requiere empatía, coraje, determinación, pero sobre todo conocimiento de la historia de cada espacio que se pretenda conquistar.
Luces y Sombras.– Los partidos tienen un fin último: la conquista del poder para servir a la gente mediante programas de trabajo y propuestas de mejor vivir. Pero hoy estamos apabullados con lo sucedido, no alcanzamos a entender qué está pasando y nos quedamos con la crítica callada, con la crítica sin avance. Dicen algunos que somos una sociedad cobarde.