Primera de dos partes
“Uno de los errores más grandes es juzgar las políticas y programas por sus intenciones y no por sus resultados” Milton Frierdman.
Los manantiales en los municipios del semidesierto y desierto queretano, han sido históricamente una alternativa para sobrevivir a la falta del vital líquido, por lo que no tenerla o bien recorrer largos caminos para llevarla hasta los hogares, ya es una forma de vida.
El Movimiento Antorchista de Querétaro, celebra su 27 aniversario luchando para combatir la pobreza, no sólo se ha dado a la tarea de trabajar en este rubro, sino que visitó municipios como; Landa de Matamoros, Jalpan de Serra, Peñamiller, Cadereyta, por mencionar sólo algunos donde todas la familias coinciden en que los gobiernos nada hacen para resarcir la falta histórica de agua.
Tras platicar con las y los representantes de cada una de las familias entrevistadas, es muy común que emitan frases como; “aquí morimos de sed” palabras “crudas” pero que es muy común escuchar entre los habitantes de comunidades en los municipios del desierto y semidesierto queretano, donde la escases del agua, caminar durante horas para trasladarla a los hogares e incluso la “envidia” por tenerla, es el día a día.
Y es que la posmodernidad ha generado –entre otras cosas-, flujos sociales que estimulan irresponsabilidades económicas vaivenes y personajes políticos que no respetan los valores más esenciales de la soberanía y con ello, poblaciones que viven en la incertidumbre y la pobreza.
En Querétaro como en otros tantos estados de este País, sus poblaciones más alejadas sufren (aún) de la cruel desigualdad y lo hacen desde los factores más elementales, el agua es hoy (o debiera ser), uno de los temas torales para cualquier individuo, sociedad o institución, pues de todas las crisis sociales y naturales la de los recursos hídricos es la que más afecta a nuestra propia vida y la del planeta.
Y aunque ciertamente esta realidad se debe a múltiples factores como el cambio climático y el aumento de la población, en algunos casos como éste, la escasez del vital líquido tiene que ver con una falta de conciencia de los gobernantes y la guerra permanente en sus partidos.
En este escenario hay un fragmento de realidad que vive cada una de las familias mexicanas y en este caso, las queretanas, particularmente las que habitan en los municipios de la sierra, enmarcada por diferentes problemáticas que, más allá de sus lógicas consecuencias, trae consigo un desarraigo ya que existen luchas de familias y comunidades enteras que se pueden medir en décadas y que, con una digna perseverancia, han creado espacios propios, desde los que se vislumbra una realidad social diferente, pero desafortunadamente éstos son fallos aun de legitimidad social.
Landa de Matamoros, Jalpan de Serra y Peñamiller, son municipios queretanos donde las familias por generaciones han padecido la falta de agua. Comunidades como: Cerro de la Palma, Sabino el Chico y Agua Fría, Las Mesas, Agua de Pedro, entre muchísimas otras ubicadas en estos municipios, es “normal” tomar agua estancada de lluvia, reusarla tantas veces como se pueda, es una forma de vida “común”, “aquí nos morimos de sed, sobre todo en tiempo de calor” coinciden las familias en estos puntos.
Peñamiller
A pesar de contar red de agua a lo largo y ancho de la comunidad, tubos, medidores a las afueras de las casas, todo indica a que se cuenta con el suministro puntual del hídrico, pero no, de hecho desconocen el porqué el gobierno realizó dicha obra, hoy día la esperanza son las lluvias o el acarreo del manantial más cercano.