Joaquín Antonio Quiroz Carranza
¿Es posible sanar, con las herramientas técnicas y científicas, con los recursos humanos y materiales que disponen actualmente los sistemas de salud públicos y privados, a los seres humanos que viven en condiciones de pobreza, insalubridad, desnutrición, abandono, explotación, opresión y hacinamiento?, las respuesta es: simple y sencillamente que no es posible. La Organización Mundial de la Salud afirma “La salud no es sólo la ausencia de enfermedad sin el resultado del equilibrio entre los social, lo económico y lo emocional”.
Imaginando comunidades utópicas donde sus pobladores dispongan de viviendas amplias, con todos los servicios de agua, electricidad, comunicaciones, parques, jardines, vialidades, que las personas tengan acceso a alimentos sin aditivos químicos, aire sano, iluminación, productos de higiene, áreas de recreación (cines, teatros, deportivos, etc.), formas libres y creativas de ganarse el pan nuestro de cada día, diversas formas autónomas e independientes de construir conocimiento, de relacionarse armónicamente con el otro, ¿existirían, en esas comunidades, la obesidad y el sobrepeso, la diabetes, la hipertensión, las infecciones gastrointestinales, que derivan en diarreas mortales, las adicciones al tabaco, el alcohol y a sustancias sintéticas? Definitivamente que no.
Los principales problemas de salud atendidos en el IMSS son: enfermedades cardiovasculares y circulatorias (arteriosclerosis, colesterol, triglicéridos) causadas por una mala alimentación, sedentarismo, obesidad, tabaquismo y alcoholismo. La diabetes provocada por una ingesta desmedida de azúcares, lípidos y carbohidratos, sedentarismo, obesidad, frustración e ira. Condiciones neurológicas, desórdenes mentales y del comportamiento, resultado del estrés, opresión, hacinamiento y desgaste emocional. Enfermedades músculo esqueléticas, derivadas de estados posicionales y nutrimentales. Lesiones no intencionales, la mayoría derivadas de accidentes laborales por las deficientes condiciones de trabajo. Enfermedades digestivas (diarrea, gastritis, colitis, hernia hiatal, úlceras), causadas por la nula higiene en los sitios de preparación de alimentos y alimentos de baja calidad. Enfermedades respiratorias crónicas derivadas del tabaquismo o contaminación ambiental de exteriores e interiores. Enfermedades del sistema genitourinario (infecciones de vías urinarias, vaginales, y prostáticas), en su mayoría derivadas de una baja ingesta de agua de buena calidad y consumo de productos irritantes. Enfermedades de la piel (dermatitis, alergias), provocadas en su mayoría por productos químicos, hormonas y aditivos alimentarios, contaminación y otros factores.
Para eliminar significativamente las afecciones que principalmente se atienden en el IMSS y que representan a la mayoría de la población mexicana basta con 1) eliminar el consumo de: refrescos embotellados, harinas industrializadas (panes, galletas, tortillas de harina, etc.), productos enlatados, productos alcohólicos de baja calidad, tabaco, lácteos comerciales, azúcares y edulcorantes, cosméticos industrializados, agua purificada industrializada, entre otras mercancías. 2) Organizar comedores en centros de trabajo y centros escolares para fomentar una sana alimentación. 3) Reducir de forma autogestiva la jornada laboral impulsando emprendimientos familiares 4) Mejorar las instalaciones sanitarias en los centros de concentración de personas sean laborales, escolares, o de cualquier otra índole. 5) Estableciendo bebederos de libre acceso en centros escolares, laborales, deportivos y peatonales.
Estas simples, pero complejas acciones, derivarían en la supresión casi absoluta en el consumo de fármacos relacionados con el colesterol, triglicéridos, glucosa, estrés, ansiolíticos, antidepresivos, antibióticos, antihistamínicos y otros, lo que en definitiva si mejorarían la salud humana.