Bitácora 676.-
#Eduardo Gálvez Ruz
No se puede concebir una política democrática sin la libertad de expresión. La actividad política exige comunicación; sin garantía absoluta de la libertad de expresión no hay democracia ni política. La falta de garantías para la libertad de expresión nos remite a considerar gobiernos totalitarios.
Recordemos que la fuerza de la Revolución Francesa (1789), en gran parte, dependió de la expresión o comunicación, para que la libertad los tutelara y los amparara.
En el momento actual la política implica y exige comunicación así como libertad de expresión y es obligación de los gobiernos en todos sus niveles proteger esta libertad. Y los periodistas son los mayores representantes de la libertad de expresión, aunque en la actualidad, en algunos casos son perseguidos o “regañados”, por exponer ideas que no son bien vistas por los gobiernos. En muchos casos son acusados de no ser objetivos, los acusan de sediciosos, revoltosos o como representantes de movimientos antigubernamentales. La libertad de prensa es uno de los derechos fundamentales de la comunicación y de la libertad de expresión.
La política actual es inconcebible sin la libertad de expresión. Hacer política es hablar, expresar, pensar, comunicarse, aunque en muchas ocasiones sean palabras huecas o demagógicas, pero no se puede admitir censura al pensamiento o expresión. La libertad de expresión es fundamental y debe ser respetada en una nación democrática.
Promover reformas que afecten directa o indirectamente la institución de la libertad de expresión, será un grave error que incidirá en el sentido de la libertad política. Cualquier acción que censure el pensamiento o la palabra, no es aceptable para un país que se diga democrático.
Hablar y escribir es hacer política, porque el que escribe plasma en letras de molde su pensamiento, sus ideas, sus puntos de vista políticos. Cuando el mensaje de la palabra aparece es cuando la historia cobra vida. En México existen o han existido oradores de gran valía, que han demostrado que la palabra es una herramienta fundamental para dar a conocer ideas o proyectos y convencer las bondades de sus propuestas.
La política de verdad es cuando se garantiza la libertad de expresión; hacer política es cuando se discute, se analiza, se piensa y se habla. Las palabras son el vehículo para hacer política, para dar a conocer puntos de vista personales o de manera general.
La Libertad de Expresión es un derecho fundamental para decir, manifestar y difundir con plena libertad lo que se piensa, sin violentar los derechos de terceros. Es un derecho que caracteriza a los sistemas democráticos. Una sociedad democrática se considera a aquella que respeta y promueve la libertad de expresión.
Cuando la libertad de expresión es acotada, significa más un retroceso que progreso. Para la política moderna la palabra es la herramienta que fundamenta la comunicación entre los gobernantes y los gobernados, permitiendo una mejor relación entre ambos y creando mejores expectativas de desarrollo.
Los grandes cambios sociales han comenzado, y la palabra oral o escrita ocupa lugar importante como reveladora del pensamiento, de ideas, sin que importe si existen controversias o contradicciones, pero que la expresión es sinónimo de libertad. Si nos apegamos a la frase “El respeto al derecho ajeno…..”, palabras emitidas por el Licenciado Benito Juárez, respetar la libre expresión es respetar el derecho a pensar o discernir.
Haciendo a un lado los intereses personales de políticos, se debe defender el Derecho de Libertad de Expresión, no se debe permitir que las ambiciones de poder coarten este derecho fundamental.