Las telarañas
junto a la ventana
del laberinto
que soy,
como un lunar
en la espalda del cerro
buscan los sueños
que se quedaron
tejidos, en ti.
Ahí, una mujer
mi abuelo
libros viejos
una rosa
un arbusto de café
un pulpero
la casa vacía,
mis padres
el lodo
mis pies
dolor
hambre,
sueños
juegos
amigos
la escuela
el miedo
una máquina de coser
los sueños de Elvia
el Río
un monumento
una despedida.
Todo es nada
solo se forman muros
de esta fortaleza
de soledad.
Brota el silencio
en la oscura boca
de la ajada noche
donde vivo.
Edilzar Castillo E.P.D.