Por. Paul Ospital Carrera
El pasado fin de semana Claudia Sheinbaum tuvo su primer evento de precampaña en Querétaro, si, así como lo lee usted, la jefa de gobierno de la capital de nuestro país, los fines de semana hace campaña en el interior de la República con miras a conseguir la tan anhelada candidatura de MORENA para la Presidencia de México.
Jesús Silva-Herzog escribía sobre la “colonización del lenguaje” que ha logrado López Obrador, y es que hoy tenemos un vocabulario distinto con frases y palabras que ha sentenciado desde palacio nacional que ahora son de uso popular y cotidiano, como en este caso las “corcholatas”. Con ello, ahora en el argot popular nos referimos a quienes cuentan ya con la autorización presidencial para moverse y buscar la candidatura para la sucesión, la autorización la tienen el canciller Marcelo Ebrard, el secretario de gobernación Adán Augusto López y la citada jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. Pero como en toda regla, siempre hay una excepción, a esta lista se auto suma el Senador Ricardo Monreal, quien a pesar de no contar con el beneplácito presidencial se le ha considerado en la interna de MORENA.
A nuestro estado han acudido ya Adán Augusto, Monreal y Sheinbaum, aunque debemos destacar que ésta última lo hizo como actividad partidaria al acudir a una convocatoria realizada por el partido político, Adán estuvo en su carácter de secretario de gobernación junto al Gobernador del Estado, y Monreal le apostó a un evento académico en la máxima casa de estudios.
Seguramente en los meses por venir veremos cómo se intensifican estas visitas en los estados de la República, así como las definiciones de los grupos que puedan respaldar a una u otra corcholata. La oposición por su parte busca denunciar estas actividades, sin embargo, están muy lejos de ser nuevas, las famosas pasarelas de los precandidatos existen desde hace muchas décadas, se dan en el ámbito nacional y local, sin distingo de partidos. Es también normal que el partido en el gobierno cuente con mayor número de corcholatas, es propio de la atención pública que tienen por ser gobierno.
Lo que sí debe apurar la oposición es promover mayor visibilidad de sus cuadros con miras a la elección presidencial, porque se corre el riesgo de que la población decida previamente sólo entre quienes ve y una vez que se tenga el tablero completo pueda ser demasiado tarde.
Hasta hoy, solamente se ve movimiento de un solo lado, la discusión pareciera intestina, insisto, esto es peligroso si se deja avanzar en el tiempo. Pareciera aquel priato de los setenta, donde la discusión pública sobre la sucesión giraba en torno al tapado (hoy corcholata), y no a quien pudiera enfrentársele.