Bitácora 689.-
El Panteón No. 1 en San Juan del Río, que se encuentra en las márgenes del río San Juan, a un costado del Puente de la Historia, cuenta con una de las tumbas más singulares en el estado de Querétaro, se trata de un sepulcro que data del año 1848 y que en su lápida califica al difunto como el “desgraciado.”
La historia detrás de este difunto se originó hace dos siglos, cuando don Fernando Cárdenas, de profesión comerciante, fue asesinado con arma blanca cuando se trasladaba a la ex hacienda la Estancia Grande.
Cuenta la tradición popular que no se trató de un robo, sino de un ajuste de cuentas, ya que el finado tenía la tendencia de enamorar mujeres casadas.
Hace muchos años que la tumba ya no es visitada. Se sabe que sus últimos familiares radicaban en el estado de Yucatán y en ocasiones venían a visitar a su tatarabuelo.
La palabra “desgraciado” fue grabada en su epitafio calificando con ello las circunstancias en que fue muerto, ya que, sin oportunidad de confesarse, Fernando Cárdenas dejó el mundo terrenal sin el perdón de Dios y sin gracia, es decir, desgraciado.
Don Fernando mercaba en las comunidades del viejo San Juan. Era conocido por ser muy gustoso de los placeres carnales; constantemente enamoraba a mujeres, sobre todo casadas, Se dice que en un traslado a La Estancia fue asesinado a cuchilladas, no le robaron nada. Se asume que fue un ajuste de cuentas.
La tumba del desgraciado don Fernando Cárdenas, muerto el 8 de julio de 1848, permanece pues ubicada pegada al muro poniente del Panteón No. 1, casi al fondo. Este sepulcro, junto con otras cuantas sepulturas, por su antigüedad, forman parte de los monumentos históricos integrados en el catálogo del INAH, en San Juan del Río, por lo que son considerados patrimonio de la nación mexicana.