Por El Hombre de Negro
Steve Perry, considerado la voz icónica de Journey y responsable de clásicos como Don’t Stop Believin’ y Open Arms, dejó la agrupación en 1998 tras una serie de circunstancias personales y profesionales que marcaron un antes y un después en la banda.
El cantante se apartó inicialmente por problemas de salud, luego de que una lesión en la cadera lo obligara a someterse a una cirugía. Perry se mostró reacio a operarse de inmediato, lo que generó tensiones con los demás integrantes, quienes presionaban para retomar las giras y compromisos contractuales de Journey.
A ello se sumaron diferencias creativas y personales que habían venido gestándose desde finales de los años ochenta, cuando la dinámica de la industria y las presiones del éxito provocaron desgaste interno. La situación se volvió insostenible y, finalmente, el grupo decidió continuar sin él, incorporando nuevos vocalistas en su lugar.
Con su salida, Journey mantuvo la actividad sobre los escenarios, pero para muchos seguidores la era de Steve Perry marcó el periodo más brillante de la banda. Su estilo vocal inconfundible y su carisma siguen siendo referencia obligada en la historia del rock.
Hoy en día, Perry conserva una base de fans leales y ha continuado con proyectos en solitario, aunque alejado del ritmo intenso de las giras mundiales. Para él, la decisión de dejar Journey fue tanto una necesidad médica como un punto de inflexión personal.