Por: Areli Zamora
Cine: La mayoría de los pequeños de la casa aún están de vacaciones, excusa perfecta para ir al cine a ver la película que voy a recomendar. Y es que, somos muchas las familias que tenemos un integrante de cuatro patas en casa, un peludo, ya sea perro o gato; algunas personas más exóticas tienen de mascotas a hurones, víboras, tarántulas, y otras más sutiles y tiernas que tienen, lindas aves y pequeños ratoncitos blancos.
¿Ya sabes de qué película estoy hablando? Sí, la segunda entrega de “La vida secreta de mis mascotas”, un lindo y tierno largometraje que habla de lo que pasa con las mascotas una vez que nos vamos a trabajar y se quedan solos en casa.
La primera parte de esta película de animación, acción y comedia estadounidense, se proyectó en la pantalla grande el pasado 2016, producida por Illumination Entertainment y dirigida por Chris Renaud; película que nos muestra la vida de un perro pequeño y muy simpático llamado Max, el cuadrúpedo de Katie, una joven soltera amante de los animales (me identifiqué sólo al verla) y misma que adopta a Duck, otro canino que encuentra en la calle, que al mismo tiempo hace que el par de perritos, empiecen una aventura por Nueva York en compañía de sus amigos y vecinos a la vez, otros perros, una gata, un hurón, un pajarito y un conejo que tiene complejo de líder y de súper héroe.
En esta segunda parte de La vida secreta de mis mascotas, estrenada en México hace un par de semanas, trata del gran giro de roles que trae a casa la llegada de un bebé; y es que sí, aunque no lo crean, también la llegada de un nuevo integrante a la familia, hace que las mascotas primero se sientan relevadas de atención, pero después se enamoran del pequeño del hogar. Bueno… la segunda parte de este filme, habla de eso y de la cómica visita de Max al veterinario por tener altos grados de ansiedad al querer sobreproteger al nuevo bebé.
La visita de las mascotas citadinas a la granja, es lo que más me gustó de esta película, ya que también me identifiqué, pues no soy muy fan de la vida del campo, bueno, quizá lo correcto sería escribir que no conozco mucho eso de la granja y soy algo inútil para sobrevivir ahí. Casi casi como Max y su viaje al campo con varios animales y situaciones nuevas para él.
Tengo que decir que no todo es miel sobre hojuelas, pues lo que no me gustó en esta entrega, es que nos cuentan tres historias que están pasando al mismo tiempo y que se entrelazan al final, es decir, mientras Max está en la granja, el pequeño conejo Snonwboll ayuda a una cachorra a liberar a un tierno tigre de un circo y mientras eso pasa, la siempre enamorada de Max, una perrita muy coqueta (o como está de moda “fifí”) Gidget, trata de salvar a sumbejita (la pelota más querida de Max) entre cientos de gatos.
No te contaré el final, sólo reiteraré que estas tres historias se entrelazan al final, llevando un lindo y divertido mensaje que me gustó. El mensaje del NO al maltrato animal, del NO tener animales en los circos y de la importancia del trabajo en equipo.
Así que es una muy buena opción para que aún lleven a los niños en estos últimos días de vacaciones, para que se pasen un rato muy ameno, conociendo todo lo que hacen y piensan nuestras mascotas. Cabe señalar que es una película corta, con una duración no más de una hora y media.
Gracias a Jennifer Cruz Trejo y a Víctor Emmanuel Jaramillo, por sus comentarios del artículo anterior que escribí del libro “El principito”, qué bueno que les haya gustado y lo hayan leído, por cierto, altamente recomendable la película de El principito. Es una joya de película.
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