#Bitacoramultimedios
Y empezaron de nuevo las encuestas que tenemos que ver cada trienio o cada sexenio. Son un mero reflejo de un momento que nada tiene que ver con la verdad y con la realidad política que existe en estos momentos y que lamentablemente, por intereses políticos no es tomada en cuenta.
Ese reflejo alumbra solamente a quien lo pagó, a quien lo direccionó, a quien tiene interés para que se conozca un momento de su realidad, no de la realidad colectiva que poco o nada dicen mil llamadas o quinientos encuestados con una tendencia manipulable que fácilmente se puede cambiar.
Cada tres o cada seis años los ciudadanos de a pie tenemos que observar la forma como se filtran, la manera en que se dan a conocer y el grupo político que la pagó y que la deja conocer, como si la mentada encuesta definiera el voto real de los ciudadanos que ven como se “pelean” por ganar un minuto de fama en sus números y en sus encuestas manipuladas.
Desafortunadamente hay algunos medios al servicio del poder, que incluso se atreven a desmentir algunas encuestas que no les favorecen a quienes les pagan, ya ocurrió en Querétaro que salen a la defensa de quien, como hemos dicho, les pagan por ser corifeos y voceros de un momento que nadie tiene que ver con la realidad o con la verdad.
Lo manipulable de las encuestas y el éter político en que se encuentran, nos dejan ver que lejos de ser un elemento que coadyuve al votante a tomar una decisión, lo aleja de la realidad y trata de inducirlo por un camino que electoralmente no es correcto y lo alinea con intereses creados.
Poco o nada son confiables en estos momentos las encuestas de marras que solamente atienden a intereses muy particulares y a quienes las pagan, muchas veces con dinero del erario, con recursos públicos que en sí mismo ya resultan un fraude su contratación por utilizar dinero de todos los ciudadanos.
Vamos ganando, vamos muy bien, tenemos las preferencias son algunas frases en los equipos de precampaña que ya están trabajando a tambor batiente, nada más alejado de la realidad.
La verdadera y única encuesta será y es el día de las elecciones, el día en que los ciudadanos salen a emitir su voluntad, no sin antes haberse expuesto a un sin fin de artimañas para direccionar su voto…
Ya no es raro ver como políticos de todos los colores y que todavía se encuentran al amparo de un cargo de elección popular, ya están pensando y lo peor, ya trabajan para ser considerados en una reelección para seguir pegado a la ubre gubernamental nada más sabio que eso, dice el adagio popular.
Tanto en las diferentes esferas de la administración pública ya sea municipal o estatal, como en el caso que nos ocupa, están con el sueño guajiro de que merecen y deben ocupar de nueva cuenta un cargo público.
Nada más alejado de la realidad, si al menos tomaran en cuenta la opinión de quienes dicen representan, en el caso de los 25 diputados, esta prueba no la pasan escasamente tres de esos 25, y en su mayoría son mujeres que las vemos lo mismo en redes sociales que en diferentes medios de comunicación trabajando como hormiguitas y no han dicho nada sobre la reelección.
En este caso sí debería contemplarse una encuesta, una opinión pública donde el ciudadano diera su veredicto en torno a esa posibilidad o si merecen seguir viviendo de nuestros impuestos. Por ello los llamados chapulines en un examen de conciencia deberían validar si los votantes quieren o no su permanencia, si los ciudadanos toleran estas rémoras del sistema político mexicano.
Pero la verdad es que poco o nada les importa, para los chapulines lo único interesante es vivir dentro del presupuesto eso es su máxima aspiración y realizar el menos trabajo a favor de la comunidad, ya no hablemos de pretender elevar el nivel de vida de muchos queretanos que están sumidos en la pobreza y sin posibilidades de salir de ella, como ahora se observa con cientos de niños y jóvenes que no cuentan con las herramientas para regresar a la escuela bajo la llamada nueva realidad.
Los informes de Piripituche o lo que es lo mismo, de la máxima intrascendencia que en nada le importan a los queretanos de a pie, esos que diariamente se tienen que fletar a tomar en transporte público de tan pésima calidad en nuestra ciudad, bajo el riesgo verdadero de contagiarse del COVID 19, si no lo cree, solamente hay que estar en las diferentes avenidas donde transitan las rutas de mayor afluencia y ver que la mayoría ni el cubre bocas traen.
Comento esto porque antaño, cuando el informe presidencial era todo un espectáculo donde hasta los militares esperaban con ansias porque allí el presidente anunciaba aumentos salariales, había de todo y era el día del presidente, para luego trasladarse a la mal llamada provincia y ser el día del gobernador en turno, la inmensa mayoría del PRI no existía la oposición como hoy la conocemos ni los demás partidos tenían acceso al poder.
Hoy bajo el rubro de la pandemia han cambiado un poco las cosas y ya la mayoría de los presidentes municipales han optado por entregar el informe anual al Cabildo y en el caso del gobernador fue al Congreso Estatal.
Un aspecto que hay que resaltar fue un poco la reducción en el gasto del dinero público para el culto a la personalidad del funcionario, que bueno porque el horno no está para bollos ni para celebraciones de los alcaldes y funcionarios que se enrolan en esta parafernalia, hoy los cambios en las formas de los mentados informes son notorios sustancialmente, no por decisión de los políticos, sino por la pandemia que vino a cambiar todo el circo que se tenía en el contexto de los mentados informes gubernamentales que al ciudadano común y corriente le tienen sin cuidado.