Por Juan Pueblo
La Pila: Al inicio del gobierno hubo mucho ruido y creímos que habría grandes resultados, pero todo quedó en desacuerdos que rápidamente se olvidan. Ya no se sabe cómo se entregó la administración municipal, o si eso sirvió para que la Comisión Estatal de Infraestructura, junto con otras dependencias como la Secretaría de Seguridad Ciudadana y el gobierno del estado, atendieran algunas de las necesidades pendientes de los tequisquiapenses, desviando así la atención de los problemas con el gobierno saliente. Lo cierto es que las primeras respuestas del joven Héctor Magaña para los tequisquiapenses fueron impactantes y acallaron los rumores, haciendo que las cosas comenzaran a avanzar casi de inmediato.
La Pila: Héctor Magaña se ha empoderado bien; no ha perdido el piso. Sigue visitando las comunidades y conviviendo con la gente. Sabe promocionarse y no pierde la oportunidad de hacerlo a su manera, aprovechando sus conocimientos y ventajas. Ha sabido colocarse en el centro de la atención, además de tener gestos de humildad con la gente, lo cual le favorece.
La Pila: Desde hace mucho tiempo, él ya sabe más que muchos sobre cómo funcionan los partidos políticos. Se informó a tiempo y con verdad. Entiende que hay oposición, pero que esta no es tan fuerte como dice serlo, especialmente tras la derrota que les infligió casi en silencio. Sin embargo, debe ser consciente de que el poder cohesiona, pero al iniciar su ejercicio también desgasta, y cada día que pasa es más complicado que el anterior, a menos que se cuente con una estrategia de comunicación excepcional con la gente, algo que aún está lejos de suceder.
La Pila: Se entiende que los priistas y los panistas están no solo desencantados, sino también desgastados. Además, su alianza fue un fiasco que nunca debió ocurrir. Aunque el “hubiera” no existe, sirve como referencia para entender que los partidos deben competir solos si desean reconstruir su marca y recuperar a sus militancias. Es fundamental acudir a la doctrina, lo que implica catequizar nuevamente a la gente, captar líderes de comunidades e instituciones y enseñarles a participar en política. Ahí están las nuevas inteligencias y la traducción de las necesidades de la gente en este nuevo siglo.