#Bitácoramultimedios 642.-
Los virus siempre han acompañado al ser humano. Lidiar con estos ha costado millones de vidas a lo largo de la historia; sin embargo, también se ha aprendido a conocerlos y temerles. Así ha sido con la Peste Bubónica, la Lepra, el Ébola, la Influenza y el Sida, entre otros virus más.
La comprensión de los diversos virus ha transitado desde considerarlos como mensaje de una “maldición divina” hasta las descripciones científicas más precisas pasando por “sentimientos de culpa” por no ayudar a otros individuos en condición de pobreza.
.El instinto de sobrevivencia ha obligado a la humanidad a confinarse como la máxima medida de seguridad ante un posible contagio por otros seres humanos ya contaminados por un virus que se expandió hasta convertirse en pandemia. Este es el caso de la peste bubónica que, en el siglo XIV, en Europa, dejó un saldo aproximado de 200 millones de muertes. Por su lado, los contagiados eran excluidos de las comunidades y destinados a vivir en cuevas lejanas hasta fallecer. Así ha sido la relación virus-humanidad… una relación destructiva.
Hoy día, la humanidad enfrenta al virus más letal hasta ahora conocido: el SARS-COV2 (Severe Acute Respiratory Syndrom2) también identificado como COVID19 o sencillamente como Coronavirus. Su origen es Wuhan, China. La pandemia como resultado de la expansión de dicho virus a lo largo y ancho del mundo paralizó a este y descompuso las economías domésticas, las actividades comerciales, los regímenes políticos, así como las formas de convivencia social. En particular la pandemia tiene postrado al viejo continente y, lo peor es que asistimos a un rebrote del coronavirus. De otra parte, el continente americano enfrenta los mismos estragos.
Todo indica que entramos a una fase de TRANSICIÓN desordenada hacia un nuevo orden mundial que aún no conocemos, pero ha empezado con el desmantelamiento de la globalización neoliberal surgida en los años 80 del siglo pasado y, a contra pelo, se notan visos de la refundación de diferentes nacionalismos de una multitud de países de la urbe.
Aún no se sabe si para bien o para mal, sin embargo, el momento histórico reclama una nueva acción ciudadana. Se requieren ciudadanos creativos generando innovadoras formas de organización económica, social y política, así como una nueva intelectualidad para contribuir a darle dirección a los procesos políticos.
Esa nueva actitud inicia con el diseño de una neopedagogía ante la pandemia, como lo es la autoprotección ante la amenaza de los contagios en rebrote. Protegerse a sí mismo y proteger a los demás en el entorno social. Los habitantes tienen la posibilidad de edificar un nuevo imperativo moral para operar estrategias de protección de los ecosistemas, el respeto a la biodiversidad, recuperar la vida comunitaria y la convivencia social para lograr la paz social por lo pronto, y, en la onda cíclica de la transición, por fin reducir la desigualdad social.
Todo está colapsado y Peter Sloterdijk sostiene que estamos en un entramado de cinismo, inmoralismo, lo absurdo, la ironía, la cultura de la frivolidad y el discurso del odio al otro. Propone un Nuevo Pacto Social.
En sustancia, no toda la responsabilidad está en manos de los políticos y funcionarios públicos… es la hora de los ciudadanos que han empezado a abrir su conciencia social y política; todos los días vemos ese activismo en diversas regiones del país.
Como lo mencionamos al inicio, en los viejos tiempos había temor por los virus y los contagios, por lo que los ciudadanos de hoy deben mantenerse alerta frente al coronavirus y no comportarse como si ya no existiera. Existe y es mortal.
Es difícil resolver el dilema de entre confinarse en casa o salir a ganarse la vida a riesgo de perderla. El ciudadano pasa por la prueba de fuego de la historia reciente. Si supera la prueba con creatividad, entonces ya contaremos con los nuevos arquitectos de un nuevo sistema histórico.
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