Escribe.- Lic. Roberto Jiménez Salinas
Uno de los personajes más trascendentales en la historia de México es sin duda Malintzin, una mujer que a fuerza de buscar un culpable de la caída de Tenochtitlán la han usado como chivo expiatorio, la acusan de traidora a su pueblo cuando ni siquiera existía una idea de nación, su imagen se manchó a fuerza con las ideas de la guerra de independencia.
Debemos aceptar que en su tiempo no existía el México que hoy conocemos, había muchos reinos enfrentados que hacían la guerra entre sí, una de las naciones más grandes y poderosas fue la Mexica de lengua Náhuatl que se imponía sobre muchos pueblos a quienes les exigían tributo, era un pueblo odiado por sus vecinos.
Malintzin fue hija de Señores, por lo tanto gozaba de sangre noble de los Nahuas, al morir su madre su papá se casó de nuevo y al morir éste la madrastra al ver que su linaje peligraba por el liderazgo de Malintzin decidió entregarla al Señor Maya de Potonchán como esclava a sus diez años y así dejar a sus hijos varones el señorío de su esposo.
Cuando Hernán Cortés llegó al Río Potonchán que bautizaron como Río Grijalva por haber sido éste Juan de Grijalva quien lo descubrió se enfrentó con los de Potonchán derrotándolos y para hacer las paces le fueron entregadas diez mujeres como señal de paz y entendimiento. Hernán Cortés dispuso de ellas para sus capitanes y decidió entregar a Malintzin al Capitán Portocarrero quien era un principal en España y con quien quería quedar bien al ser Malintzin de sangre noble y muy bella.
Antes de ser entregada a Portocarrero se dice que fue bautizada y le dieron el nombre de Doña Marina. Y fue al llegar las embajadas del Rey Moctezuma a la Vera Rica de la Vera Cruz se dieron cuenta que Marina sabía hablar a más del maya, el náhuatl y ahí inició una etapa muy importante para Marina al ser “La Lengua” de los españoles, ella traducía del Náhuatl al Maya y Jerónimo de Aguilar del Maya al español.
Doña Marina fue adquiriendo importancia y recobrando la dignidad que le habían robado al venderla como esclava, dijo a Cortès que un cacique, el Señor Totonaca de Cempoala quería verle y pedirle que les ayudara a parar el horror de los de Tenochtitlán, y gracias a ella se dio la alianza de los españoles con la Nación Totonaca.
Así, al mando de los soldados españoles y más de dos mil totonacas marcharon sobre Tlaxcala nación independiente
y enemiga de Tenochtitlán, donde después de un par de batallas y negociaciones se sumaron a Cortés mediante un convenio que reconoció la Corona Española y seguía vigente aún en tiempos del Gobierno del General Porfirio Díaz.
Fue aquí precisamente que Cortés se da cuenta del valor inmenso de Doña Marina a quien los naturales le rendían homenaje y le tenían un enorme respeto y cariño, Cortés le entrega a Portocarrero a una Hija del Señor de Tlaxcala como mujer y él decide quedarse con Doña Marina y la toma como su mujer.
Después de tomar Cholula, por fin llegan con un enorme ejercito a Tenochtitlán donde se dan varios hechos trascendentales que convierten a Marina en una adelantada a su tiempo, rompe los esquemas locales pues una mujer no podía hablar a un señor, menos a un rey y mucho menos al de Tenochtitlán, no se le podía mirar a los ojos y ella hizo todo esto, negoció con Moctezuma, lo miró a los ojos a pesar de todos, ahí cayó en realidad Tenochtitlán, a los pies de una mujer.
Después de la caída de la Gran Tenochtitlán, Doña Marina tuvo un hijo de Cortés a quien llamaron Martín, se casó con el capitán Juan Jaramillo y ahora gozaba de los derechos que le correspondían a su dignidad y nobleza, le fue entregada una encomienda (una gran extensión de tierra) y ella eligió el lugar donde había nacido seguramente para proteger a los suyos, Martín su hijo fue reconocido por Cortés como su hijo legítimo.
Sin el trabajo lingüista y negociador de Doña Marina o Malintzin no se habría logrado nada, y no seríamos hoy en día lo que somos.
Ni traidora ni rebelde, solo una mujer inteligente y adelantada a su tiempo, Doña Marina sigue viva en las danza de Moros y Españoles donde se recrea su trabajo de lingüista en las embajadas, de negociadora y buena cristiana. Personaje clave, importante y muy querido.
LA MALINCHE Y LAS DANZAS DE CONQUISTA
