Arturo Maximiliano García
Diputado por Morena
Empezó un nuevo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y con esto también lo que será un parteaguas a nivel global de temas geopolíticos, monetarios, comerciales, tecnológicos, conflictos armados, migratorios, acción o no contra el cambio climático, que entre otros que darán una nueva cara al planeta, con retos más complejos y con un nuevo liderazgo que puede mostrarse, en esta segunda etapa, como el pragmático hombre de negocios, el populista o el vengador caprichoso con el hígado como el capitán de su agenda.
Los norteamericanos esperan de Trump alguien que los lleve de nuevo a la expansión económica, que va en camino, con una inflación que viene a la baja pero que no cede aún del todo, que perdió capacidad de influencia y hegemonía en el continente americano, incapaz de detener los intentos expansionistas de Rusia y que enfrenta el crecimiento de China como otra súper potencia, así como la lucha por el desarrollo de tecnologías que hoy son determinantes para ejercer control en el mundo actual, ese que necesita de los inmensos bancos de datos y la inteligencia artificial.
Trump llega de nuevo a gobernar un país ahora con más ricos y el mismo número de pobres, donde aún entre los billonarios, un grupo de no más de 10 empresarios ha sobresalido conformado una oligarquía con capacidad no solamente económica sino en distintas áreas estratégicas para consolidar la supremacía de Estados Unidos en el mundo, sin cuyo apoyo es imposible hacer a Estados Unidos grandes otra vez (MAGA)
El Trump empresarial, que tendrá mucha presión para serlo, no podrá prescindir ni de México, ni de los mexicanos para sus objetivos económicos.
Sería impensable mantener la tendencia inflacionaria a la baja sin la manufactura mexicana de este lado y los migrantes en el sector servicio de aquel lado, una economía pujante demanda productos finales e intermedios y necesita quien los fabrique, pero por más que quisiera el Presidente de Estados Unidos que estos fueran hechos en plantas industriales instaladas en territorio norteamericano, estas no existen hoy, ni se construyen de un año para el otro, y peor aún, suponiendo que se puedan construir, no contarían con la mano de obra, ni en número, ni en especialización, ni en costo para poder producir lo que se requiere en cantidad con la calidad que se necesita.
Las amenazas de Donald Trump con respecto a México, aranceles y migración, podrían ser más en el discurso que en la realidad, en percepción hacia su base electoral que en su aplicación.
Hasta ahora la Presidenta Sheinbaum ha tenido el temple y la inteligencia para no explotar hacia un enfrentamiento por algo que aún no pasa y que no sabemos la magnitud del embate. Tiene de su lado a un funcionario como Marcelo Ebrard que ya conoce a Trump y buena parte de su equipo, quien además como Secretario de Relaciones Exteriores también, de facto, lo fue de Economía, por lo menos los primeros 3 años del gobierno anterior y particularmente durante la negociación para la ratificación del T-MEC.
Así entonces, el mundo sí enfrenta un momento de cambio, que será marcado por Trump, en su tradicional estilo de ataque, apoyado y asesorado por los hombres más ricos del mundo. Mientras tanto México tendrá que ir midiendo día a día las acciones y mover nuestras fichas, que las tenemos en la relación de económica, distinguiendo con detalle y mucha atención entre la retórica y los hechos.