La operación presupuesto fue todo un éxito. De hecho, a mi parecer, el Gobierno del Estado tenía preparados los dos documentos: el que presentaron para ser rechazado, y el que ya tenía inclusive las modificaciones que se realizaron con todo y los recortes presupuestales a algunas áreas del gobierno estatal y el tema del empréstito para San Juan del Río. Claro, es incongruente que cuando el gobierno federal tiene adeudos por siete mil billones de pesos, a un municipio importante del centro del país no le pudieron autorizar 180 millones para obra social, porque temen perder la narrativa de que no se hace nada. Sin duda que esos diputados y diputadas, que desconocen sus propias historias de vida, tal vez no se han echado un clavado en sus propios entes familiares para saber de dónde ha salido todo lo que han gozado en el camino, o bien no han observado que toda la infraestructura de la que gozan los municipios ha sido producto de deudas con el Banco Nacional de Obras y Servicios (BANOBRAS). Así, con crédito se hicieron mercados, ampliaciones de red eléctrica, pozos profundos, y la infraestructura institucional; toda proviene de créditos a muchos años para pagarse. Y hoy, con regulaciones sobre los montos, es casi imposible que los municipios dejen herencias destacadas en obras, como en otros tiempos. Por eso no hay obras para recordar a muchas administraciones, a las que solo les ha tocado mantener a sus ciudades y comunidades lo mejor posible, pero no pueden aspirar a más. ¡Qué triste realidad!
*** Estos que hoy aspiran a gobernar San Juan del Río, una ciudad de casi 500 mil habitantes, quieran o no, tienen amplias necesidades y con los 1,600 millones de pesos de presupuesto ni los panistas ni los morenistas ni nadie tendrá suficiente para responder a los retos que esto impone, en un San Juan del Río donde la continuidad de sus gobiernos no es una de sus virtudes. Y así, en ese desorden, cada administración viene y cambia el destino del crecimiento: ahora para el sur, antes para el oriente, y así unos y otros. Pero el verdadero progreso se tiene que medir poniendo orden, y aquí hace falta movilidad. Aquí circulan entre 80 mil y 90 mil vehículos en arterias que no están hechas para soportar tanto tráfico. Las zonas industriales deben cooperar con el quehacer de la ciudad, mantener el empleo, generar sinergia y empatía con la gente. La seguridad es otro tema, los asentamientos irregulares, la necesidad de vivienda de interés medio y medio alto, pero también la proyección de la ciudad no solo como ente industrial, sino también como un ente cultural y lleno de tradiciones. Pero hay poco interés en instalar nuevas instituciones que generen derrama económica e inclusive incrementen los derechos y los aprovechamientos como ingresos propios, para enriquecer la hacienda municipal.
*** Pero se entiende que algo se cocina, que algo se negocia, que intervienen los tres órdenes de gobierno, para que aquí, precisamente en este municipio, sucedan cosas, sucedan también las alternancias, en muchas de las ocasiones sin que estas sean lo democráticas que dicen que son las elecciones. Y hoy, cuando hay estudiosos que señalan que en ninguna parte del mundo y en ningún proceso electoral se respeta la democracia, nos hace pensar que quienes más razón tienen son entonces los que se niegan a ir a participar en el circo de las elecciones que se preparan en México cada tres y seis años. Pero, por el otro lado, también existen los que dicen que si se convence a la población de participar de manera consciente, entonces el pueblo de verdad tendrá a los gobernantes que eligió. Aunque hay que decirles a todos los que votaron a favor y en contra, y a los que no votaron, que todos tenemos una parte de responsabilidad en tener el gobierno que tenemos. Y si todos los inconformes en lugar de quejarnos votamos, sin duda que las cosas serían diferentes. Es cuanto.
