Por Raúl Rosillo Garfias
*** Cierto que la política no es para improvisados, pero tampoco para traidores, o para quienes reaccionan de manera visceral… decían los viejos políticos, que había que tener el cuero duro, el estómago caliente y la cabeza fría, pero sobre todo habría que tener una formación psicológica tal que no se debía notar, cuando estabas enojado, contento o serio, esas lecturas se daban entonces en el lenguaje corporal, y había periodistas y reporteros que reseñaban en las notas de color cada detalle que a la postre se convertía en una crónica maravillosa de cualquier evento al que fueran enviados a cubrir… además así se repartía el trabajo, tu fulano haces el color, tu la nota central del discurso y tu te lanzas al chacaleo… sin duda otros tiempos de hacer periodismo… porque las notas de color descobijaban muchos detalles del comportamiento de los hombres públicos…
Hoy los políticos, dicen que lo son porque les dieron un escritorio en alguna dependencia administrada por el gobierno… y se les olvida que ellos solo son burócratas, que tienen que cumplir con un horario y con tareas muy específicas… el político tiene disciplina, tiene rigor del trabajo, estudia, se levanta se informa, conoce su entorno, tiene de memoria a la gente, casi cuando llega a pedir algo ya sabe que es y que tiene que responder, sabe sembrar la esperanza en la gente… y claro está eso lo va convirtiendo en líder, en ejemplo de trabajo de dedicación y de entrega… el político no tiene horario, está listo a cualquier hora, improvisa y resuelve…
Vienen esos tiempos en los que muchos estarán haciendo sus tareas para dejarse ver, algunos ya con algo en la chistera, otros de verdad nuevos, hoy hay muchos jóvenes que han empezado a construir proyectos y se empiezan a dar a conocer, algunos no queman sus cartuchos, otros dicen me lanzo como el borras… en fin hay de todo… ah la política… tan hermosa y tan perversa