Por Raúl Rosillo Garfias.-
***No cabe duda de que hoy, como jamás, los políticos o líderes que requiere México deben estar más enamorados de la justicia que del dinero. Sin embargo, cada vez es más difícil encontrar a esa gente en el camino de los partidos políticos. Todos quieren conocer los estatutos, pero no la doctrina; todos quieren fortalecer sus ambiciones, pero no su cultura. ¿Y qué ha generado todo esto? Que haya disidencias importantes que han terminado con los partidos tradicionales, incluso con los más fuertes, que llegaron a ser ejemplos internacionales de organización y control, como el PRI. Hay priistas que no comulgan con la dirigencia de Alejandro Moreno, “Alito”, y se hacen a un lado, pero no se suman a ninguna fuerza política explícita. Han formado una Asociación Civil con estructura nacional y se hacen llamar LIDER. Esta organización reúne a personajes que han sido presidentes nacionales del PRI, diputados federales, senadores de la República y dirigentes de partidos en los estados o de sectores. Le han dado vida a esta organización, que en Querétaro lidera José Manuel García, quien fue diputado federal y ocupó cargos importantes en el comité nacional. Se le han sumado Francisco Pérez Rojas e Isabel Aguilar, entre otros queretanos interesados en seguir en la lucha opositora.
***En una charla telefónica con José Manuel, deja en claro que, después de sostener una lucha legal en tribunales para evitar la reelección de Alejandro Moreno, y de ganar en una instancia y luego perder en la impugnación, la corriente en la que se encuentran ex presidentes de partido a nivel nacional, estatal y hasta municipal—la corriente crítica a la dirigencia del PRI—nació en 2018. Hace algunos días, el 12 de octubre, lanzaron un posicionamiento y se separaron del tricolor para convertirse en una organización nacional, inicialmente como una A.C.
La corriente crítica LIDER se registra como tal y se adhiere al PRI, y así ha estado funcionando. Se sientan a dialogar con Moreno Cárdenas, pero este siempre incumple con sus compromisos y acuerdos. Entonces, el camino más viable es separarse y mantenerse en pie de lucha. Se comienza a tener un ejercicio cada vez más cercano con liderazgos y con gente de los municipios y de las zonas metropolitanas, y avanzan en la conformación de una estructura cada vez más poderosa, que podría aliarse con las oposiciones en caso de que así se requiera, y no a cualquier oposición, sino a la más conveniente para generar el contrapeso.